Interesante filme que adapta la célebre novela escrita por Paul Theroux, con guión a cargo del gran Paul Schrader y dirgida por Peter Weir. A grandes rasgos, me parece una cinta buena, brillante en el apartado técnico e interpretativo, pero con una trama que me resultó insuficiente y que se vuelve aburrida teniendo en cuenta que el metraje se extiende a las dos horas.

Quizás mi perspectiva sea errónea, pero yo como protagonista veo a "Charlie" (River Phoenix), porque es su voz en off la que nos narra la historia, y es a través de los ojos con los que él mira a su padre "Allie Fox" (un espléndido Harrison Ford), que navegan entre la admiración, el temor y la lealtad, que nosotros como espectadores nos acercamos a ésta familia.
Es difícil abrazar al personaje de Harrison Ford porque aunque yo al menos, puedo suscribir algunas de sus ideas, lo cierto es que sus acciones y conductas me hacen llegar a odiarlo. Por momentos me recordaba a "Tyler Durden", sólo que éste último siempre es un referente a pesar de todo, en cambio, "Allie Fox" se convierte en el individuo al que cualquiera desearía ver muerto. Es el peligro del extremismo. Yo tengo razón y te la quiero imponer y más que una familia, terminamos conformando una secta donde la única opinión que vale es la del líder, el pater familias y los demás quedamos sumidos a su voluntad.
Helen Mirren está muy bien aunque daba igual qué actriz interpretara al personaje. Martha Plimpton sobra totalmente. No sé a quién se le ocurre que una chica tan fea pueda ser la sexy adolescente que aborda nada más y nada menos que a la perfección reencarnada en River Phoenix. Pero, estoy totalmente errada, ya que, éstos dos se conocieron gracias a ésta cinta y fueron novios hasta 1989. Increíble, pero cierto.

Para concluir, una buena película, con una premisa interesante, que puede llegar a hacerse un poco pesada pero que vale la pena recuperar del olvido.