Ladykillers arranca de forma desconcertante. De pronto, parece que todo encaja, que la historia coje un rumbo y que puede que estemos ante una buena película. Pero no, por desgracia, no es el caso.
Esta película no funciona como comedia, pues a pesar de formar un conjunto ciertamente cómico, no consigue hacer demasiada gracia.
La historia no cae en el tedio, pero no consigue hacerse del todo con el interés del espectador. Tiene momentos mejores y peores, pero al final parece que se desinfla por completo, que su desenlace, aunque inesperado, es decepcionante y totalmente inverosímil.
Los personajes no consiguen tener toda la fuerza a la que nos tienen acostumbrados Joel y Ethan.
Pero los Coen siguen sabiendo dirigir, y aquí firman algún que otro detalle, escena, o plano, que nos hacen pensar en que podemos perdonarle este pequeño traspiés.

Porque, Ladykillers, además de ser una obra menor, es un filme de cinco bajo. Y lo dice un grandísimo seguidor de los hermanos.