Esta secuela intenta buscar un tono más inocente y relajado que la entrega anterior, lo cual recuerda más a la versión clásica de la mujer maravilla. Aunque basarse en ese tipo de historias más clásicas provoca que arrastre los problemas de la época: clichés, sin sentidos, estereotipos, situaciones ridículas, etc.
Además pierde la sutileza con la que se trató el tema feminista en la anterior entrega y una vez más no logra tener un final a la altura.