Media votos
6,2
Votos
2.292
Críticas
74
Listas
5
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Jorge Pardo:
8
7,1
17.189
Drama
Una niña de 6 años y sus amigos pasan el verano en un pequeño motel muy próximo a Disneyworld, mientras sus padres y el resto de adultos que les rodean sufren aún los efectos de la crisis. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2018
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El verano y varias niñas han sido, curiosamente, los pilares sobre los que se han asentado dos de las mejores películas que heredamos de 2017, la española 'Estiu 1993' y la estadounidense 'The Florida Project'. Ambas comparten mimbres, aunque su premisa es diferente. Si en la cinta de Carla Simón se narra algo general –cierta búsqueda identitaria a edades muy tempranas y la pérdida de la inocencia–, pero de manera muy personal e intimista, a partir de unas vivencias de la infancia e intentando abarcar un sólo núcleo familiar, Sean Baker trata de exponer aquí el camino inverso y retrata, a partir de una familia desestructurada –una de tantas–, a toda una generación de perdedores azotados por la crisis económica reciente.
Es en esa América pre-Trump, hostil, pero atractiva, inaguantable a ratos y envuelta en un halo preciosista y colorido –necesario porque la hace soportable–, pero de fondo mugriento, donde se desarrolla este 'Proyecto Florida'. Un mundo, un parque temático, compuesto por moteles de mala muerte, polígonos semiabandonados y restaurantes de comida rápida, que gira al ritmo pesado que marcan el estío y las penurias, y donde la vida golpea a sus habitantes que, no obstante y de manera imparable, consiguen abrirse camino con mejor o peor éxito.
Baker bebe del pop luminoso, irreverente y hortera de 'Spring Breakers' al que suma esa parte más social que ya reivindicó, un año antes, Andrea Arnold en su notable 'American Honey' o Barry Jenkins en la premiada (y también fluorescente) 'Moonlight'. De la de Arnold no sólo toma cierta influencia, sino que, además, la complementa a la perfección y añade, así, la enésima capa de pintura a una realidad, la del gigante Estados Unidos, desconchada casi hasta los cimientos.
Es en esa América pre-Trump, hostil, pero atractiva, inaguantable a ratos y envuelta en un halo preciosista y colorido –necesario porque la hace soportable–, pero de fondo mugriento, donde se desarrolla este 'Proyecto Florida'. Un mundo, un parque temático, compuesto por moteles de mala muerte, polígonos semiabandonados y restaurantes de comida rápida, que gira al ritmo pesado que marcan el estío y las penurias, y donde la vida golpea a sus habitantes que, no obstante y de manera imparable, consiguen abrirse camino con mejor o peor éxito.
Baker bebe del pop luminoso, irreverente y hortera de 'Spring Breakers' al que suma esa parte más social que ya reivindicó, un año antes, Andrea Arnold en su notable 'American Honey' o Barry Jenkins en la premiada (y también fluorescente) 'Moonlight'. De la de Arnold no sólo toma cierta influencia, sino que, además, la complementa a la perfección y añade, así, la enésima capa de pintura a una realidad, la del gigante Estados Unidos, desconchada casi hasta los cimientos.