Las interpretaciones son buenas, la fotografía regular, el guión... no parece de Allen, pero qué duda cabe: Barcelona ES PRECIOSA. Y temo que esto sea todo lo que le interesaba a Woody. Don Woody, genial como siempre, nos introduce en su fin de semana largo barcelonés, a sus ya setenta y pico -quién le quita lo bailao- ycomo es él, pues se lo perdonamos todo. Comedia ligera, Vicky Cristina Barcelona es un tour disfrazado de película, tanto, que hasta en pleno invierno y junto a la chimenea dan ganas de darse una vueltecita por el verano, y que venga pronto, por favor, para pasear por el Park Güell. Lo demás está muy visto, y es de tópico: las americanadas de siempre (con los precios por delante, el american way, me voy a jugar al golf, hemos reformado la casa, etc etc); y oh, los españoles, qué románticos somos... tan "trágicos", y a la vez empastaos: ¿quién es el sponsor de Juan Antonio, por Dios?¿Cuántos pintores españoles pueden darse el lujo de vivir como vive este señor, que además tiene avioneta?¿Quién es?¿Mikel Barceló? Y la pobre Scarlet, qué papel más rancio... ni las chicas rubias yanquis son tan estúpidas, ni Woody ha dejado de esperar la fellación. Scarlet sigue cayendo.
Pero Penélope sube. De hecho, creo que es lo mejor de la película. Está MAGNÍFICA. Lo que antes no me gustaba, empieza a gustarme. Hasta su inglés chanfloso divierte. Y ese aire de histericona bipolar decadente, a medias tierna, a media basta, le va de maravilla.
Lo peor: Vicky... ¡qué aburrida, por Dios!¿Qué pudo haberle visto Juan Antonio a esa sosilla?
Bardem nunca fue más Bardem que aquí. Por fin se interpreta a si mismo, con esa cara de besugo que tiene y su aire de andar confundiendo puertas, camas y vaginas. Tengo entendido que además pinta, y si son sus pinturas, no le falta carácter al chaval.

Hombre, no está mal, me divirtió... pero esperaba más (bueno, quizá).