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Voto de Malasangre:
10
Drama Texas, principios del siglo XX. Una historia sobre la familia, la avaricia y la religión. Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis) se traslada a una miserable ciudad con el propósito de hacer fortuna, pero, a medida que se va enriqueciendo, sus principios y valores desaparecen y acaba dominado por la ambición. Tras encontrar un rico yacimiento de petróleo en 1902, se convierte en un acaudalado magnate. Cuando, años después, intenta ... [+]
21 de marzo de 2009
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con todo respeto, temo que a quien le parezca que esta película es mala padece un grave problema moral. Que es justamente de lo que va la película: del tema MORAL. Sí, palabra muy denostada en estos tiempos; ni hablar de su significado.
Que DDL sobreactúa... no lo creo. Mister Mostache es un pletórico, DDL no hace más que encarnarle en todo su esplendor de criatura huraña y despiadada.
Puestos a novelar: ¿sobreactuaba mi jefe cuando me decía que tenía grandes posibilidades de "progresar" en su empresa, la misma que quebró este año?
¿Y por qué quebró? Pues porque ha abusado de él mismo y de los demás. Porque ha tirado demasiada manteca al techo. Porque su mujer se hartó y le dejó. Porque su hija no quiere ni verle. Porque "la crisis" (woooooow... ¿moral?) le está dando por saco, a él, que siempre fue un "empresario" de rigor, un magnánimo dispuesto a dar trabajo a las pobres familias.
Un usurero, bah.
De eso va esta peli, caballer@s. De la usura que amarga los corazones humanos, sea de empresarios o fanáticos religiosos. Siempre hay algo que agúa la fiesta, y en este caso es la sed de poder. La necesidad de patear el trasero al más débil valiéndonos de "un pretexto", a fin de sentirnos "los fuertes". Los gobernadores de la tierra, siendo dueños de su sangre. Es un poco la historia del mundo tal como le conocemos: la miseria moral que convirtió a los EE.UU en lo que es hoy, y por extensión, al resto del mundo, que convidó con él. Y que seguirá convidando, ahora con Obama (que no es negro, es blanco y capitalista como mister Mostache Petróleo) hasta que se caiga, y a ver qué harán cuando ya no haya más petróleo, ni planeta, ni cordero. La ambición humana es infinita, y esta película cuenta la historia de esa ambición, donde el corazón se endurece, cediendo lugar a una mente que piensa piensa y piensa, olvidando cómo era el sentir a fin de obtener réditos.
Así de profana -y de sagrada-, puede ser para algunos la sed de poder, que en definitiva no hace más que ocultar la profunda soledad de sus protagonistas. Ni hablar de su miedo.

Excelente película, plena de mala leche -como esta crítica-. Magnífico Paul Dano, diría que comparable a nuestro DDL de siempre. Espléndido guión. Ah, y por cierto: ahora que lo pienso, creo que Anderson le hace un guiño secreto al Ciudadano de Orson, decidme si estoy loca o es que me lo parece. Un ciudadano algo más cerril, más brutal inclusive, menos refinado en su exposición de la mezquindad, aunque no menos grandioso. La música, otro puntazo, aunque a mí el uso de sonajeros e instrumentos de percusión de metal me suenan más bien a rítmos indios (y qué dirían las tribus primitivas americanas sobre la explotación de lo que ellos llaman "la sangre de la tierra", que menuda patada nos dará).
Vamos, un prodigio de película. Realmente he disfrutado en volverla a ver.
Malasangre
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