Esta serie es muy especial por muchos motivos, algunos mas superfluos, como es el que esta sea una producción americana pero que de manera deliberada toma rasgos del incipiente anime de la época, y otros de mucho mas calado en el los que me gustaría centrarme a lo largo y ancho de esta crítica.

Siempre me ha resultado de gran interés el cine y las series infantiles, creo que suponen un gran reto para el crítico, ya que fuerza a este a ver la pieza bajo unos ojos que no son propios.

Solemos atribuir arcos argumentales mas simples a este tipo de material, y es que el público objetivo así lo requiere; esto suele alejar al espectador maduro, acostumbrado a temas mas “serios” y a tramas mas complejas. No tendría sentido decir que la historia a grandes rasgos es muy compleja, y el que diga eso miente; Avatar es una serie muy simple en lo que al desarrollo de la trama se refiere, es la historia mil veces contada del héroe que afronta un destino que se le es asignado al nacer, y si bien cumple al pie de la letra con la carta de navegación, así como con todos los puertos en los que el protagonista tiene que desembarcar (en esta serie en forma de elementos que Aang tendrá que aprender a controlar), su belleza, al igual que en la vida, reside en el viaje y no en el destino…

Puede que a los niños les interese la contienda bélica entre el Señor del fuego y los distintos territorios que componen el universo. Puede que a otros les guste el humor que hace aparición en mas de una ocasión y que confieso que me ha sacado una sonrisa que no saco a relucir en lo que otros llaman comedia. Pero si hay algo que me gusta de esta serie es con la delicadeza que trata lo que Ostad Elahi “las cualidades del alma”; y es que no deja ni a una de lado.

Ostad Elahi fue un filosofo iraní que se dedicó la mayor parte de su vida a estudiar los fundamentos naturales de la espiritualidad humana, y en concreto en relación con lo que nosotros consideramos virtudes y pecados morales. La gente es imperfecta, pero en todos reside la capacidad de crecer, aprender y mejorar, y eso no se limita a las “cualidades materiales” como lo son las matemáticas, tallar una mesa o cantar una canción; esto también aplica a las cualidades intrínsecas del propio ser; así pues, Avatar trata todas y cada una de esas imperfecciones que nos hacen humanos y nos enseña como los protagonistas lidian con ese duelo de manera orgánica, natural e imperfecta, como tan solo los niños podrán hacerlo.

En esta serie se nos habla del deber, el sentido de la responsabilidad y de la responsabilidad que muchos portan sin nunca haberse presentado voluntarios. Aang afronta esa abrumadora carga, y hace lo que todo niño haría, huye, y no una vez, ni dos, muchas, porque su personalidad ingenua y despreocupada choca frontalmente con lo que se espera de él.

En esta serie se nos habla del duelo de perder a alguien a través de Sokka, y de como este no es incapaz de pasar pagina para volverse a enamorar, alejando a grandes personas que se cruzarán por su camino.

En esta serie se nos habla de la superación de las dificultades y el poder de adaptación de una niña ciega y se la expone como el personaje con mayor resiliencia de toda la obra (hoy tenemos transexuales estereotipados y con arcos vacíos y lo llamamos “integrador”, repito, el personaje más duro de la serie es una NIÑA CIEGA, y joder como mola), esta tiene limitaciones como lo es el volar en maquinas ya que pierde el sentido de las vibraciones, pero se resarce desarrollando sus habilidades en otros aspectos, como lo es el controlar el metal (única en su especie y don no adquirido, sino desarrollado). Un ejemplo más de lo que es un buen personaje femenino.

En esta serie se nos habla de la ira, enfado, decepción y busca de aceptación desde los ojos de Zuko, el cual de primera mano afronta el dolor de ser repudiado por los suyos, la cicatriz imborrable que supone ser juzgado por tu reputación y no por tus actos, la búsqueda de redención y contrapeso del sino, que para ser completado tiene que dejar a un lado lo que este quiere para si mismo.

Es este último protagonista es para mi el mas interesante, porque juega con la complejidad de sus sombras, pecados e intenciones, y si bien podría pasarme una hora escribiendo en relación a como este personaje evoluciona durante la serie y como las dudas y el arrepentimiento del monstruo en el que se ha convertido corroen su mente, solo les diré que no lloraba con una película o serie desde hace muchos años, y es que hacía mucho tiempo que no veía una escena tan emotiva como el rencuentro entre Zuko y su tío, les dejo a ustedes el resto.

Creo que esos sentimientos son fruto de la naturaleza tan humana de sus conflictos y dilemas, tan humanos, verosímiles y bien tratados… que terminan por convertirse en el autentico motor de la trama, por encima de el malo maloso que es el Señor del fuego.

Pero, por si fuera poco, esas enseñanzas no se limitan a los protagonistas, también la construcción del universo y las interacciones entre las facciones no hablan de conceptos complejos como lo son el racismo entre sociedades o como la visión sesgada de un evento nos puede llevar a poner la etiqueta de villano al inocente y convertirnos en lo que mas detestamos (Un episodio sobre dos tribus opuestas caricaturiza muy bien este evento y lo plasma de manera ejemplar)

-Prosigo en la zona de spoilers, no por un hipotético desvelamiento del contenido sino porque la plataforma me limita los caracteres en esta sección.