Comenzaré comentando que "Beautiful girls" me ha encantado. Todo en ella desprende frescura, naturalidad y un buen corazón como el de todos sus personajes, sencillos pero muy especiales a la vez que extraordinariamente comunes; reconocibles, pues en más de alguno de los momentos seremos nosotros mismos quienes a través de ellos y ellas nos veamos reflejados (sobre todo los nacidos entre las décadas de los 70 y los 80, entre los que me incluyo) o inevitablemente recordaremos a alguno de nuestros amigos, conocidos o familiares.

La película es una mezcla de géneros como el drama costumbrista, el romántico y la comedia elegante, manejada con cierto tono clásico coral y contando con un ramillete de estupendos actores que transitaban por la treintena por aquel entonces: Timothy Hutton, Matt Dillon, Uma Thurman y Mira Sorvino, entre otros. ¡Ah! Por supuesto no me olvido de la más joven, Natalie Portman, posiblemente en el papel más encantador de toda su carrera.

Es una historia de unos amigos en un pueblo pequeño, nevado copiosamente, donde las historias sentimentales de los protagonistas van sucediéndose en ese confuso y difícil umbral entre la juventud y la edad adulta. Donde se ahogan y alegran penas en un bar al ritmo de un viejo piano que uno de tus amigos toca esperando impresionar a esa chica atractiva y con cierto halo de misterio que acaba de cruzar la puerta y mira a tu cuadrilla entre el jolgorio generalizado.

No se trata de un alarde de aspavientos ni emociones trepidantes. Sí en cambio tocará el corazón de más de uno, por lo que cuenta, por lo bien como lo hace. Abstenerse aquellos que no sepan apreciar los diálogos inteligentes, reflexivos y las largas conversaciones.

Un canto a la amistad inquebrantable, a los sueños alcanzables y la superación personal, a la reconciliación y el perdón... al comienzo de la vida en definitiva.

Cine en mayúsculas. Una joyita de los 90, realmente entrañable.