No soy muy fan de la música, me gusta, con los sabores de pequeñas delicias inspiradoras, pero me degusto mejor el cine, lo amo con locura, en todos sus aspectos, por eso se apreciar un buen documental cuando lo veo o escucho, si es musical, y este "Echoes de Pink Floyd" no deja de ser un simple video promocional carente de alma.

He tenido la suerte de ver, tanto el video de 1971, el primero y original que se edito para los fans del disco y el de 1974, el montaje del director vendido en ediciones anteriores. Las diferencias son pocas, a excepción que el primero los carteles de las canciones aparecen en azul anunciándolas y las canciose se suceden, y en el segundo añanden entrevistas penosas con los componentes de la banda e imágenes "espaciales" para redondear la grandiosidad estelar del grupo, qué van intercaladas con las canciones, propiciando la perdida de ritmo ante el pésimo montaje.

Tenia la ligera idea de que sería un directo desde un anfiteatro abandonado de Pompeya, pero aparte de unas pocas canciones, mal enfocadas y llevadas, el resto han sido imágenes de estudio bajo la pantalla azul, así que ese punto ha sido mi primera decepción.

La segunda ha venido con el insultante, Roger Waters, las pocas palabras que consiguen salir de su boca, demuestra prepotencia, excesiva prepotencia, y es que nadie duda de que sea grande, pero los humanos amamos la humildad, no a esos prepotentes de ojos vidriosos que se creen algo porque su bolsillo este más abultado o porque la bragueta la lleven siempre abierta. Penoso, consiguendo que en un servidor lo que crezca sea el odio hacia el y el resto del grupo. Pero no ha sido el único, el resto de la banda están cerca del infame sujeto. Y es qué si uno no sabe hablar, mejor está calladito.

En definitiva, quitando un par de canciones, sin letra, pero con música más allá de lo habitual que me han gustado, el resto ha sido mediocridad artística y visual. Se podría decir, que los fans lo disfrutaran, pero por supuesto que este video no creará fans, que ya es una pena.