Una creativa y originalísima manera de recrear la transición de dos mundos: el de Sherlock Holmes (londinense, ocupado, cosmopolita, pletórico de aventuras, y sobre todo imaginario del real Londres del s.XX) con el del dr Freud (vienés, victoriano, retrógrado, machista y pomposo).
El dr Freud comienza tratando la demanda del Dr Watson de que Sherlok tiene un problema de adicción, sin embargo la tesis del médico es que detrás de cada problema hay un trauma (traum significa sueño en alemán, con los cuales se pretendía dar explicación a las distintas respuestas individuales ante un mismo suceso) que en lenguaje para pájaros, viene a significar, un hecho del pasado del individuo que estresó de tal modo al individuo y que por esta razón sigue siendo el detonante de su trastorno presente.
El método deductivo del dr Freud lo lleva a adivinar los rasgos de la personalidad de Sherlok, siendo capaz de ver más allá del método detectivesco pero obviando lo que va sucediendo ante sus ojos. Sherlok, va abordando pistas y acercándose a la verdad del caso, mientras toma contacto con su “yo del pasado”, convierte sus pesquisas en predicciones y al final aprende a vivir sin buscar indicios en la vida y recupera la capacidad de sentir placer, sin la necesidad de recurrir a los tóxicos.
PD: Lo que más me ha gustado es la escena de harén de las mil y una noches en el carricoche del villano, de lo más jungiano que se pueda esperar.