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España España · Madrid
Voto de Pedro:
8
Comedia. Drama Max, el propietario de un restaurante de éxito, y Véro, su ecologista mujer, invitan, como todos los años, a un grupo de amigos a su bella casa de la playa para celebrar el comienzo de las vacaciones. Pero este año, justo cuando iban a abandonar París, un amigo común, el carismático Ludo, sufre un gravísimo accidente. (FILMAFFINITY)
27 de junio de 2011
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Variopinto retrato de personajes en el que la planificación de fotografía y puesta en escena es tan importante como los diálogos y unas intensas interpretaciones; las cuales se mueven entre la lágrima y la sonrisa que nos provocan tanto las situaciones recreadas por los actores como sus expresiones trabajadas al detalle, y recogidas con eficacia por una cámara que dedica buena parte del metraje a los planos cortos y medios.

El Max interpretado por Cluzet -el anfitrión- es tal vez el papel más extremo, que roza lo imposible en un carácter entre detestable, risible y candidato a la compasión del espectador. A partir de él como pivote se desarrollan las historias corales de un grupo de amigos donde cada uno aporta escenas que van poco a poco desentrañando las intrigas que esconden los protagonistas siempre moviéndose entre el amor y el odio, la pelea y el abrazo, las carcajadas y los sollozos, secretos y confesiones, confidencias y traiciones...

Buenos y malos ratos aparte, o precisamente por la medida mezcla entre ellos, las pequeñas mentiras sin importancia nos recordarán probablemente otros ratos de nuestras vidas con algunos de nuestros amigos, e igualmente nos hará pensar si alguna vez no habremos sido injustos con alguien o si merecimos cuando alguien lo fue con nosotros. Así que esta película se muestra como un reflejo tal vez algo histriónico de las relaciones entre personas allegadas, pero al fin y al cabo espejo de nuestros propios sentimientos.

Y es posiblemente esa universalidad, ese común denominador, lo que ha dado una buena acogida a esta película tanto dentro como fuera de las fronteras francesas. Desde un arranque impactante por el mérito del rodaje casi subjetivo acompañando la introducción del personaje de Ludo, hasta un final emotivo donde de nuevo Ludo será el nexo de la catarsis colectiva, no hay ni un solo minuto de desperdicio en este collage sobre la amistad.
Pedro
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