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España España · Madrid
Voto de Pedro:
9
Romance. Drama Luo Yusheng es un hombre de negocios que regresa a su casa, en el norte de China, para asistir al funeral de su padre, el maestro del pueblo. La obsesión de su anciana madre sobre la escrupulosa observación de los ritos fúnebres le resulta inexplicable, pero acaba comprendiendo que el respeto a las milenarias tradiciones es vital tanto para su madre como para los habitantes del pueblo. Un drama sobre la tensión generacional, el respeto ... [+]
16 de octubre de 2005
45 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la palabra poesía se define en el diccionario como la manifestación del sentimiento estético, y como la idealidad, lirismo y cualidad que suscita un sentimiento hondo de belleza, deberemos entonces concluir que esto es exactamente para el cine Zhang Yimou. Y muestra de ello es este magistral trabajo en el que, a través de las cosas cotidianas y más sencillas en la vida de una muchacha en una pequeña aldea, es capaz de darnos la muestra más sublime de amor.

Partiendo del blanco y negro, se nos cuenta una historia retrospectiva donde en contraste nos deslumbrará la magia del color, igual que deslumbrarán los sentimientos de esa historia al personaje del hijo mientras nos la da a conocer... Porque, aunque con la más que estimable colaboración -como ya ocurriera en la también excelente "Ni uno menos"- de la fotografía de Yong Hou, en manos de Yimou el color es eso: mágico.

La escena de la entrañable muchacha genialmente interpretada por Zhang Ziyi, esperando mientras mira al camino nevado, es uno de los pocos momentos de toda la historia del cine donde la imagen por sí misma nos comunica el sentimiento con fuerza inusitada. Esa espera, plasmada así en la pantalla, se convierte en todo lo que da sentido a una vida y en lo que justifica la existencia de los personajes. Si a alguien aquí se le escapa alguna lagrimilla o se le remueve el alma será simplemente señal de que alguna vez amó o quiso ser amado así, como lo hace la protagonista.

En cosas tan simples como una comida preparada con exquisito cariño e ilusión, se nos hace ver lo fundamentales que son todos esos pequeños momentos que se nos ofrecen o que ofrecemos y que muchas veces no son valorados como realmente merecieran. Por eso, después de ver esta película, uno graba en lo más hondo de su ser todos aquellos detalles que debieran ser importantes y se promete a sí mismo que cuando crea que ha podido olvidarlos siempre le quedará volver a ver "El camino a casa", porque realmente esto es la película: nuestro camino a casa, la "casa" que es todo aquello que verdaderamente importa.
Pedro
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