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España España · Madrid
Voto de Pedro:
8
Thriller. Drama Un joven ciclista muere atropellado por un automóvil. El culpable huye sin dejar rastro. Pero el padre de la víctima, con el apoyo de los medios de comunicación, exige que se encuentre al responsable y se haga justicia. Una serie de hechos fortuitos y unos magistrados contaminados por la opinión pública harán que un hombre inocente se siente en el banquillo de los acusados. (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2011
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contando con alguna experiencia de asistente del director argentino Marcelo Piñeyro en títulos de cierto éxito como "Cenizas del paraíso", "El método", "Kamchatka" o "Plata quemada", Miguel Cohan se lanza en esta coproducción entre Argentina y España, con la ayuda como coguionista de su hermana Ana, a realizar un más que interesante debut de cine de autor, tras el cual pudiéramos decir que da la talla o incluso se supera frente a su maestro.

"Sin retorno" tiene casi todo para que uno desee pronto el retorno de otro trabajo en este estilo. Posee un guión potente, que arranca con cierto regusto a la "Muerte de un ciclista" de Juan Antonio Bardem, y al igual que aquella, profundizará explorando la culpa y el remordimiento de sus personajes; al mismo tiempo explota un algo hitchcockniano encarnado en el falso culpable víctima de las circunstancias; tiene la presencia de un veterano Federico Luppi que siempre llena la pantalla, la deliciosa aportación de reparto de la joven actriz donostiarra Bárbara Goenaga, los protagonistas muy bien interiorizados de Matías y Federico (respectivamente interpretados por Martin Slipak y Leonardo Sbaraglia); y posee una austera a la par que medida ambientación musical en la que Lucio Godoy aporta el toque preciso de thriller.

Aunque quizás se eche de menos algo más de profundización en algunos personajes, o un poco que pulir en la puesta en escena que le de más mordiente a algunas situaciones, todo ello va a desembocar en una escena final a tres bandas -Luppi. Slipak y Sbaraglia- llena de tanta fuerza que bastan las miradas y sobran las palabras.

La espiral de una mentira puede hacerse compañera de uno hasta convertirse en la única verdad tangible, inmutable, tan propia de uno mismo como torturadora...
Pedro
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