Fenomenal película de aventuras dirigida por el australiano Peter Weir. Realmente Master and commander tiene el sabor de gran clásico de aventuras, ya que se trata de un cóctel muy bien mezclado.

Sabe mezclar de manera muy eficiente los diversos acontecimientos que suceden en el navío del capitán Aubrey. Las relaciones entre los personajes (especialmente entre los dos personajes principales) algún episodio bélico (pero notablemente filmado) y hasta hay algún pequeño hueco para la reflexión (que aunque sean pequeños retazos sirven para darle elegancia al film sin que gane pretenciosidad). Los personajes secundarios no desmerecen el film, si bien no son el mejor reclamo de la película.

El mejor acierto de Weir es más o menos el mismo que conseguía Patrick en sus novelas, sabe retratar de manera muy eficaz el día a día de la marina de la época. Gracias a todos los apartados del film (especialmente los técnicos) se logra recrear el ambiente que se vivía. Las conversaciones entre los personajes, los problemas que le suceden al Surprise etc... son elementos que se devoran con gran interés.
También sin duda porque tenían una historia que contar y algo que ofrecer, Master no es una película rutinaria de la época. La historia no es que tenga una profundidad excesiva ni tampoco es la más original, pero en ningún momento toma por tonto al espectador.

El guión es bastante firme (me recuerda al propio Surprise; a primera vista parece una presa fácil, pero no es fácil tumbarla) y presenta una narrativa poco convencional, pero muy bien llevada a cabo. Es una película comercial (aunque pensándolo razonablemente todas lo son) pero de las buenas, de las que el director logra plasmar su sello.

La relación entre los dos personajes es sin duda aspecto clave del film, una amistad bien retratada que conmueve por su sinceridad, aún con sus desavenencias. Todo esto es acierto en parte de dos grandes actores como Crowe y Bettany. Bocherini es el acompañamiento perfecto para definir la amistad de los dos y para amenizar el film. Nunca un violín sonó tan bien dentro de un barco.

La factura técnica del film está muy lograda. La fotografía logra introducirnos dentro del barco Surprise, el sonido de igual manera. Una firme puesta en escena confirma de nuevo el talento de Weir. Los pocos episodios bélicos (tampoco se echan de menos) están bien resueltos y generan tensión suficiente.
Película altamente recomendable para los amantes de la aventura.