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Voto de Kyrios:
8
Drama. Fantástico Japón, siglo XVI. Durante la guerra civil, los aldeanos Genjuro y Tobei pretenden hacer fortuna: Genjuro como alfarero y Tobei como samurai. Ambos dejan a sus esposas abandonadas para cumplir con sus ambiciosos sueños. La misteriosa Lady Wakasa, otra víctima de la guerra, se cruzará en el camino de Genjuro. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine Japonés de aquel que nuestra cabeza suela imaginar y tener en mente antes de ver la película, con historia de Samurais, gloria y avaricia, fantasmas, historias legendarias y un argumento que se puede explicar como un cuento (y narrativamente está compuesto de la misma manera, como diversos fragmentos que unidos forman un todo). Así es Cuentos de la Luna Pálida de Agosto, una de las mejores películas de Mizogouchi.

Dos protagonistas principales masculinos. Hermanos, Tobei y Genjuro, los dos servirán al director para elaborar su parábola sobre los deseos desmesurados de ambición y como estos sueños desmesurados de ansia suelen acabar por mal camino. Y es que al igual que los cuentos, la obra también revela una intención moralizante, una película con fábula, que nos deja claro el mensaje: La ambición desmesurada de los hombres puede traer consecuencias nefastas. Es una de las máximas de la película y que también encontramos en otras películas japonesas del mismo director y época. El hombre, los protagonistas masculinos, dibujados en su vertiente más animal. Para entendernos es como la temida frase de, Te lo advertí, que no queremos oír nunca, y por ello Mizogouchi advierte constantemente a lo largo del metraje, con diálogos explícitos que advierten del destino de los protagonistas. El público ya se anticipa al desastre que se avecina y al igual que en las tragedias griegas no puede hacer nada por evitar el futuro trágico de sus protagonistas, provocando una catarsis en él.

Y para ello Mizogouchi también se sirve de los dos protagonistas femeninos, las mujeres correspondientes de los dos hermanos, que representan la antítesis de estos dos protagonistas masculinos. Ellas son la mesura, la calma y la responsabilidad, así como a su vez también demuestran una forma de vivir mucho más cómoda y menos ambiciosa. En sus carnes vemos las consecuencias de los actos desmesurados de sus maridos. La muerte y la prostitución, una auténtica deshonra para el concepto de honor japonés.

También se incluye un ambiente y trasfondo bélico, pues detrás de la película hay una guerra, una contienda entre diversos clanes, de la cual el director no se detiene a construir ni detallar excesivamente, porque el único interés del director es mostrar la naturaleza del ser humano mediante ese conflicto. Homo homini Lupus, el hombre es un lobo para el hombre, una máxima que nos queda muy clara tras ver la película. Los desastres de la guerra y la crítica hacia el belicismo es una de las señas de la película. Por ello Mizogouchi elabora una escenas tremendamente salvajes (como la de los soldados saqueando la aldea de nuestros protagonistas) en la que el director define a los soldados como poco más que lobos hambrientos que incluso se asesinan entre ellos por tal de conseguir el botín. Para ello hay una escena construida de manera magnífica en la que la mujer de Genjuro vuelve y es saqueada por diversos soldados. Mientras la pobre mujer se arrastra herida de muerte por la llanura vemos como Mizogouchi construye diversos planos de campo, en el primero vemos a la mujer arrastrándose, mientras que de fondo vemos y oímos a los soldados pelearse. Una perfecta construcción de perspectiva. También comentar que es terrible oír frases como que la guerra puede llegar a ser beneficiosa para algunos, como comenta Genjuro al hablar de sus posibilidades comerciales.

El personaje fantasmal nos puede remitir a nuestra propia tradición mitologica occidental, como Calipso y sus ansias de poseer Ulises.

Además la historia incluye elementos fantásticos que son los que sutilmente hacen que la película consiga un caché que la hace muy especial, y la diferencia de lo que habría sido la historia si hubiera evitado estos elementos. De hecho Mizogouchi es un maestro en presentar la mujer fantasmal, porque ya nos lo introduce de una manera que el espectador, ni que sea inconscientemente, la identifica como un ser extraño y sobrenatural (ese encuentro primero en el mercado ya nos revela que algo falla con estos personajes). No sólo se sirve para ello del rostro de la actriz, de una palidez extrema, sino que la dirección se ajusta a este tono irreal que pretende imprimir el director. Para ello reconstruye el palacio fantasmal y las ruinas que lo rodean. El primer viaje hacia este palacio ya está perfectamente recreado, grabando las sombras proyectadas por los personajes mientras se produce el encuentro alucinante entre estos personajes.



Perfecta fotografía, no sólo capaz de retratar este comportamiento más fantástico de la película, sino también para las escenas naturalistas que se desenvuelven en la aldea, escenas que suceden tanto de día como de noche y en las que se recrea perfectamente el ambiente de la película, que nos remite al siglo que describe la película.

http://neokunst.wordpress.com/2013/04/21/ciclo-mizogouchi-cuentos-de-la-luna-palida-de-agosto/
Kyrios
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