En realidad este no es un cortometraje desde mi punto de vista, es un largometraje de corto metraje. Siempre he pensado que la mejor forma de saber si algo es bueno es probarlo despues de mucho tiempo, es lo que he experimentado con La Cabina. La vi de muy pequeño y me marcó, la he vuelto a ver hace poco y he revivido esa sensación lisérgica, opresiva, de ocurrir en un mundo alternativo, pero a la vez tan real.
Mercero bebió de Kafka, de Orwell, de Truffaut en Farenheit 451, sin embargo creó algo nuevo, algo que pincelaba la sensación de muchos que luchaban por la libertad en la piel.