Tras acumular premios con sus dos anteriores películas, ‘Whiplash’ y ‘La La Land’, el director Damien Chazelle se embarca en su película más pretenciosa en todos los sentidos, narrar la historia de Neil Armstrong, presumiblemente, el primer hombre en caminar sobre la superficie lunar.

La empresa se antojaba complicada pero hoy en día cualquier cosa es posible en el séptimo arte, abriendo dos grandes expectativas para el público respecto a cuál sería el tratamiento del personaje estando en la Tierra y, como sería el registro de Chazelle de la aventura espacial después de lo conseguido por Alfonso Cuarón en ‘Gravity’.

La película inicia con una serie de secuencias donde Armstrong, al que interpreta un desdibujado Ryan Gosling, realiza de manera fallida algunas pruebas que terminan de manera accidentada, posteriormente la narración se divide para mostrar por un lado las operaciones de la NASA que bajo la total presión de la carrera espacial en plena guerra fría imponía como prioridad la consecución de un logro sonoro antes de que lo lograsen los rusos, y por otro lado narra la tragedia sufrida por la familia Armstrong por la perdida de su hija pequeña.

Un abatido Armstrong deberá intentar superar su pérdida que le permita replantearse su vida y poder sacar adelante a su familia, sobre todo ante la presión de su esposa (Claire Foy), quien será el soporte que le empuje a sostenerse como el bastión de su familia a la que empieza a descuidar, y enfrentar el gran reto que de su vida, encabezar el primer viaje tripulado con destino final en la Luna.

La película de Chazelle inicia siendo todo lo que se espera de ella, un espectáculo asombroso que narra el triunfo del gobierno estadounidense en la carrera espacial, pero el director pierde un tanto la brújula de su relato y en los momentos de mayor impacto desde lo visual, la emoción es relegada al centrarse en el drama de un abatido padre de familia que debe superar la pérdida de una hija, desaprovechando además a un elenco de grandes nombres que interpretan papeles que terminan por no tener peso, a excepción de la esposa a cargo de Claire Foy.

Así, lo que debía ser una gran película épica termina siendo un correcto drama familiar en donde se echan de menos cierta tensión, si bien Chazelle consigue momentos de plena belleza e inspiración, ‘El primer hombre en la luna’ se queda lejos de lo que pudo ser; una épica e inolvidable película.

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