En su nueva película, Lynne Ramsay, la directora de ‘Tenemos que hablar de Kevin’ adapta una novela corta de Jonathan Ames para narrar la vida de un hombre atormentado por su pasado, veterano de la guerra convertido en matón a sueldo que suele rescatar a mujeres en situaciones críticas.

Joaquin Phoenix se apodera por completo de su personaje, Joe, un tipo solitario y muy reservado que se gana la vida rescatando a chicas que han caído en las redes de la prostitución, el vive con su anciana madre (Judith Roberts), con quien lleva una entrañable relación, a la que cuida y la única persona con la que se permite bromear, ya que Joe vive atormentado por una niñez llena de abusos por parte de su padre y por su desgarradora experiencia en la guerra.

Un día lo llaman para rescatar a Nina (Ekaterina Samsonov), la hija de un senador que ha desaparecido y que ha sido raptada por una organización de trata y prostitución, por lo que Joe dedicará su tiempo y fuerza en rescatar a la chica, lo que le llevará a introducirse a un mundo violento donde deberá hacer frente a sus rivales, así como a sus demonios.

La película de Ramsay es un relato duro, oscuro y sangriento, si bien la mayoría de las escenas violentas suceden en el fuera de campo, todo se centra en lo que pasa en la compleja cabeza de Joe, en una narrativa que incluye mucho plano cerrado, mucho movimiento de cámara y planos de larga duración que incluyen la musicalización del Radiohead Jonny Greenwood, hasta que son interrumpidos por reiterados flashbacks que nos muestran el pasado doloroso y desgarrador de Joe.

Y es ese constante viaje al pasado del personaje lo que debilita al relato, pues se subraya constantemente lo que ya sabemos, que él es un tipo atormentado y traumatizado que ha sufrido mucho desde pequeño y hasta su vida adulta, por lo que ese regodeo termina restándole a la película.

Lo mejor, sin duda, es la interpretación siempre al límite de Phoenix, un actor todo terreno que se mete en la piel de Joe y otorga otra de sus grandes actuaciones, donde basta mirarlo unos pocos segundos para comprender y conocer a su personaje, lo que ayuda a subir un poco el nivel de una película que se sabotea a sí misma.

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