Un curioso experimento que parodia los géneros, estilos y fórmulas del cine mucho antes de que estos experimentos fuesen habituales.
Richard Quine, buen director para los amantes del buen cine, e infravalorado autor de "Un extraño en mi vida" se apoya en sus dos estrellas para contar esta historia autoconsciente, llena de puyas internas a actores, guionistas y productores, y de un montón de guiños y referencias al mundo del cine, con mucha libertad artística.

Un guionista (William Holden) debe terminar un guión en el último minuto con la ayuda de una mecanografa-musa (Audrey Hepburn). Sin salir de una habitación de hotel, toda la acción transcurre en su imaginación, creando, cambiando y reescribiendo el relato.

Una mezcla en que predomina la comedia romántica de finales felices y besos al final, con curiosidades, cameos y secundarios divertidos, como el papel de Tony Curtis, siendo una comedia agradable y simpática con la que pasar el rato.