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España España · Mollet del Vallés
Voto de FranKlaatu:
9
Terror Ésta es una de las primeras versiones sobre el mítico vampiro. Fue realizada por la Universal, productora especializada en el cine de terror. El conde Drácula abandona los Cárpatos y se traslada a Occidente, llevándose como sirviente a un contable. Una vez instalado, se enamora de una joven que ya está prometida. Empieza a a visitarla por las noches y va bebiendo su sangre poco a poco para convertirla así en su esposa. Pero el malestar ... [+]
21 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el Drácula por excelencia, el culpable de los tópicos vampíricos y del cine de terrror en general y, para mi, el mejor Drácula de la historia (lo siento por los fans de Christopher Lee y lo siento por el Drácula de Oldman, vampiro al que admiro y adoro y que ostenta el segundo puesto en mi lista de condes vampíros).

La interpretación de un Bela Lugosi que había representado al Conde Drácula infinidad de veces en Brodway y que, pese a lo que se dice, sí hablaba un inglés fluido aunque, eso sí, con un marcado acento húngaro, fue la referencia para todos aquellos actores que más tarde encarnaron al conde vampiro. Desde su profunda e hipnotizadora mirada hasta su repeinada cabellera con brillantina; desde su indumentaria de noble encapado hasta sus ademanes refinados de psicópata camuflado, todos y cada uno de éstos clichés han sido reciclados y reutilizados hasta la saciedad, incluso no siendo ninguno de ellos en absoluto fieles a la novela original.

Pese a no ser la primera opción para el director Tod Browning (la primera era Lon Chaney padre, pero le diagnosticaron el cáncer en la pre-producción de la película), la importancia de Lugosi era tal, que él consiguió que la viuda de Stocker aceptara vender los derechos para su explotación cinematográfica por mucho menos de lo que la mujer le exigía a Carl Laemle, dueño y señor de Universal Pictures. Gracias, Bela.

En al apartado técnico y artístico, planos demasiado estáticos que, paradójicamente, con los años han desembocado en una fotografía excelente para la época (sin olvidar el plano con la cámara giratoria que culmina en un primer plano del Conde sobre las escaleras en una primera aparición estelar y que, a día de hoy, está considerada técnicamente como maravillosa) e interpretaciones excesivamente exageradas (normal para los primeros compases del cine sonoro que tan cercano tenía a un cine mudo tan necesitado de esa expresividad grandilocuente), sin embargo, eso no resta calidad a una cinta que encabezó la carrera del cine de terror en un Hollywood en pleno proceso de renovación.

Nos dejó frases míticas como "Yo nunca bebo... vino" o "Escucha, son las criaturas de la noche... es como música para mis oídos".

Es, sin duda, la versión cinematográfica del vampiro más famoso que no necesita más presentación que "Drácula" para saber que es a ésta, y no a otra, a la que uno se está refiriendo.
FranKlaatu
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