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Voto de Antoine Czirszn:
10
8,2
154.003
Drama
Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de mis películas favoritas que más veces he visto. El motivo más mundano puede ser que es la que más veces han repuesto en televisión, pero yo creo que el verdadero motivo de esto es que se trata de una pelicula diferente sobre el holocausto y además muy bien realizada.
Digo diferente por el hecho de dejar a un lado los campos de exterminio y el sufrimiento colectivo, para centrarse en las vicisitudes de un pianista polaco judío (W. Szpilmann) que se pasa toda la guerra tratando de esconderse en su ciudad gracias a la ayuda prestada por la "resistencia" polaca; no es un héroe tal y como lo concebimos, sino un cobarde (si es que a alguien se le puede calificar así en esa situación) que se esconde antes de enfrentarse al enemigo.
Y diferente también por ser menos partidista que el resto de películas que he visto sobre el tema. Por supuesto que el relato de la historia está basado en la subjetividad, pero en él se intenta exponer una situación (o varias) que reflejan algo que también fue real: que habían malos y buenos en ambos bandos, lo cual se evidencia en dos de los personajes. (ver spoiler)
Por último, cabe añadir que la realización del film es tan notable como asfixiante, algo que no es de extrañar al estar firmada por el maestro de las atmósferas agobiantes, Roman Polanski. Y es que, por ejemplo, toda la segunda parte de la película, toda la deambulación de W. Szpilmann por una Varsovia totalmente destruida, es sencillamente impresionante; llegas a respirar el polvo que todo lo inunda y a oler los cuerpos (calcinados o en descomposición) que se amontonan en las calles de esa ciudad fantasma.
En definitiva, una película sobrecogedora y espeluznante, sin ambages, sin medias tintas, cruda, como debieron ser aquellos años, que no le hace falta utilizar los trucos con los que cuenta el Cine (un ejemplo es la banda sonora, escueta, más allá de la propia música tocada por el protagonista) para llegarnos a lo más hondo, tocarnos las entrañas con la yema de los dedos y removernos todo, desde el instestino hasta nuestra conciencia.
Digo diferente por el hecho de dejar a un lado los campos de exterminio y el sufrimiento colectivo, para centrarse en las vicisitudes de un pianista polaco judío (W. Szpilmann) que se pasa toda la guerra tratando de esconderse en su ciudad gracias a la ayuda prestada por la "resistencia" polaca; no es un héroe tal y como lo concebimos, sino un cobarde (si es que a alguien se le puede calificar así en esa situación) que se esconde antes de enfrentarse al enemigo.
Y diferente también por ser menos partidista que el resto de películas que he visto sobre el tema. Por supuesto que el relato de la historia está basado en la subjetividad, pero en él se intenta exponer una situación (o varias) que reflejan algo que también fue real: que habían malos y buenos en ambos bandos, lo cual se evidencia en dos de los personajes. (ver spoiler)
Por último, cabe añadir que la realización del film es tan notable como asfixiante, algo que no es de extrañar al estar firmada por el maestro de las atmósferas agobiantes, Roman Polanski. Y es que, por ejemplo, toda la segunda parte de la película, toda la deambulación de W. Szpilmann por una Varsovia totalmente destruida, es sencillamente impresionante; llegas a respirar el polvo que todo lo inunda y a oler los cuerpos (calcinados o en descomposición) que se amontonan en las calles de esa ciudad fantasma.
En definitiva, una película sobrecogedora y espeluznante, sin ambages, sin medias tintas, cruda, como debieron ser aquellos años, que no le hace falta utilizar los trucos con los que cuenta el Cine (un ejemplo es la banda sonora, escueta, más allá de la propia música tocada por el protagonista) para llegarnos a lo más hondo, tocarnos las entrañas con la yema de los dedos y removernos todo, desde el instestino hasta nuestra conciencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
- Uno, el policía que pregunta al protagonista, viendo la mala situación que esta pasando su familia, si se quiere alistar en la policía polaca, dirigida en realidad por el poder nazi; como buen "héroe", Szpilmann se niega en rotundo. Se trata del lado colaborador de la sociedad polaca y, por extensión, de una parte de las poblaciones de los países ocupados durante el conflicto mundial (véase el Gobierno de Vichy). Sin embargo, vemos como este personaje y la supuesta amistad con nuestro pianista llevará a este último a salvar su vida.
- El otro, un coronel nazi que, tras descubrir a Szpilmann en uno de sus escondrijos, hace algo que no se esperaba ni el pianista ni los propios espectadores: sentir compasión, empatía y preocupación por un judío. Algo que, eso quiero creer yo, se diera en más de un caso (recordad que el guión está basado en las memorias del verdadero pianista Wladislaw Szpilmann).
- El otro, un coronel nazi que, tras descubrir a Szpilmann en uno de sus escondrijos, hace algo que no se esperaba ni el pianista ni los propios espectadores: sentir compasión, empatía y preocupación por un judío. Algo que, eso quiero creer yo, se diera en más de un caso (recordad que el guión está basado en las memorias del verdadero pianista Wladislaw Szpilmann).