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Voto de Carnforth Greville:
7
5,9
2.542
Drama. Comedia
Tras la muerte de su esposa, el escritor Monte Wildhorn se ha vuelto un amargado que ha perdido la fe en el mundo y en sí mismo y sólo encuentra consuelo en el alcohol. Su sobrino, preocupado por él, le ha encontrado un lugar para pasar las vacaciones: la casa de veraneo de un músico amigo suyo: la única condición será que cuide del perro. Allí conoce a Charlotte O’Neil, una atractiva divorciada que intenta empezar una nueva vida, y a ... [+]
8 de marzo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo que vi esta película y me gustó. Recientemente, en una de las cadenas de streaming he vuelto a visionarla y he disfrutado mucho más con ella. He tenido el placer de ver una vez más a ese gran caballero del sur norteamericano, magnífico actor, Morgan Freeman, llenar la pantalla con su presencia y dominar la escena con sus formidables recursos interpretativos.
El argumento parece trivial, en principio: Un escritor, inmerso en una crisis de creatividad, horro de ideas, refugiado en el alcohol y asistido por un sobrino, llega a un lugar de vacaciones, para pasar el verano.
Lo que se presentaba como un periodo insulso, monótono y vacío, poco a poco comienza a cambiar, merced a la ayuda de las vecinas del escritor: Una madre y sus tres hijas. El escritor también influirá en sus vecinas, ayudándolas en un momento delicado y complicado de sus vidas.
A lo largo del verano, el escritor volverá a ilusionarse y a contagiarse de la alegría de las tres niñas y su madre, dando lugar a una transformación que también alcanzará a sus vecinas. Ese cambio marcará el periodo vacacional de forma indeleble, dando a sus vidas un giro insospechado y definitivo.
El argumento parece trivial, en principio: Un escritor, inmerso en una crisis de creatividad, horro de ideas, refugiado en el alcohol y asistido por un sobrino, llega a un lugar de vacaciones, para pasar el verano.
Lo que se presentaba como un periodo insulso, monótono y vacío, poco a poco comienza a cambiar, merced a la ayuda de las vecinas del escritor: Una madre y sus tres hijas. El escritor también influirá en sus vecinas, ayudándolas en un momento delicado y complicado de sus vidas.
A lo largo del verano, el escritor volverá a ilusionarse y a contagiarse de la alegría de las tres niñas y su madre, dando lugar a una transformación que también alcanzará a sus vecinas. Ese cambio marcará el periodo vacacional de forma indeleble, dando a sus vidas un giro insospechado y definitivo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Monty Wildhorn es un escritor amargado por la reciente muerte de su esposa, que llega a un pueblo a pasar el verano en una casa al pie de un lago, asistido por un sobrino.
Ya no escribe y se pasa las horas del día bebiendo, por más que su sobrino intente animarlo, incluso con la ayuda de una mascota: El perro del dueño de la casa donde se hospeda.
En la casa de al lado viven una mujer en proceso de divorcio (Charlotte) y sus tres hijas: Una adolescente que echa de menos a su padre (Willow) y sus hermanas menores (Finnegan y Flora).
Un día, una de las niñas (Finnegan, de nueve años) que ha estado asustando a su hermana menor, Flora, diciéndole que el nuevo vecino es poco menos que un ogro que se alimenta de bichos y (ocasionalmente) de niñas de su edad, toma contacto con Monty.
El escritor descubre que la niña tiene una portentosa imaginación, la base que necesita un escritor para enhebrar historias y crear relatos y llega a un acuerdo con ella: A cambio de sus ahorros (unos treinta dólares) la enseñará a encauzar su imaginación para poder escribir historias "mirando lo que no se ve".
Mientras tanto, entablará una relación de amistad con su madre, ayudándola a mantenerse firme durante esa fase tan dolorosa que es todo divorcio, con lo que tiene de pérdida y desarraigo.
Las niñas y su madre, a su vez, ayudarán al escritor (al que ven como el referente masculino que acaban de perder) a recobrar la ilusión y las ganas de escribir de nuevo.
La película tiene una cadencia uniforme, durante todo el metraje. El guión es sobrio en todo momento, con instantes especialmente emotivos, como cuando el escritor le cuenta a la niña cómo quedó confinado en una silla de ruedas, con las piernas y el brazo izquierdo paralizados. Los chispazos de humor también son frecuentes y resuelven las tensiones entre escena y escena.
La fotografía contribuye asimismo a enhebrar el relato, que va discurriendo a lo largo del verano y todo el conjunto sumerge al espectador eficazmente en un ambiente realista, donde sobresale en todo momento el personaje interpretado por Morgan Freeman, con la solvencia que le caracteriza. Es una película que merece verse más de una vez.
Ya no escribe y se pasa las horas del día bebiendo, por más que su sobrino intente animarlo, incluso con la ayuda de una mascota: El perro del dueño de la casa donde se hospeda.
En la casa de al lado viven una mujer en proceso de divorcio (Charlotte) y sus tres hijas: Una adolescente que echa de menos a su padre (Willow) y sus hermanas menores (Finnegan y Flora).
Un día, una de las niñas (Finnegan, de nueve años) que ha estado asustando a su hermana menor, Flora, diciéndole que el nuevo vecino es poco menos que un ogro que se alimenta de bichos y (ocasionalmente) de niñas de su edad, toma contacto con Monty.
El escritor descubre que la niña tiene una portentosa imaginación, la base que necesita un escritor para enhebrar historias y crear relatos y llega a un acuerdo con ella: A cambio de sus ahorros (unos treinta dólares) la enseñará a encauzar su imaginación para poder escribir historias "mirando lo que no se ve".
Mientras tanto, entablará una relación de amistad con su madre, ayudándola a mantenerse firme durante esa fase tan dolorosa que es todo divorcio, con lo que tiene de pérdida y desarraigo.
Las niñas y su madre, a su vez, ayudarán al escritor (al que ven como el referente masculino que acaban de perder) a recobrar la ilusión y las ganas de escribir de nuevo.
La película tiene una cadencia uniforme, durante todo el metraje. El guión es sobrio en todo momento, con instantes especialmente emotivos, como cuando el escritor le cuenta a la niña cómo quedó confinado en una silla de ruedas, con las piernas y el brazo izquierdo paralizados. Los chispazos de humor también son frecuentes y resuelven las tensiones entre escena y escena.
La fotografía contribuye asimismo a enhebrar el relato, que va discurriendo a lo largo del verano y todo el conjunto sumerge al espectador eficazmente en un ambiente realista, donde sobresale en todo momento el personaje interpretado por Morgan Freeman, con la solvencia que le caracteriza. Es una película que merece verse más de una vez.