Difícil añadir algo más a lo ya dicho, pero aquí va: la historia de Dersu y Arseniev es una bonita muestra de lo bello que resulta ser humano; personas de extracciones culturales tan dispares que simple y llanamente desarrollan una amistad pura y desinteresada. Demuestra que, por mucho que intentemos decir que el hombre es un lobo para el hombre, la fuerza de lo que nos une es mucho más poderosa y debemos de hacer todo lo posible para que se imponga, más allá de fronteras y culturas.

Por supuesto, todo esto en un contexto de naturaleza (o mejor dicho, Naturaleza) salvaje, límpida e incluso espiritual que hace que veamos a los protagonistas como aquello que son: poco más que una mota de polvo. Estamos en la Tierra para un rato, así que desde luego, Dersu y el Kapitan nos recuerdan que mejor ser amigos y colaborar.