Últimamente se confunde el terror con los sobresaltos. Esta película es la mejor muestra de lo que es el auténtico terror. La primera vez, te asusta. En posteriores revisiones, sabiendo de antemano en qué momentos vienen los sobresaltos, aprecias mejor la inteligentísima construcción de los personajes y las modélicas interpretaciones (¿Seguro que Joel Osment es un niño y no un actor adulto disfrazado? ¡Incluso Bruce Willis está de Oscar!). Ahora el miedo no te lo darán los fantasmas, te lo dará el niño, es angustioso verle tan asustado.

Por último, os recomendaría que no os dejarais engañar por los imitadores que aprovecharon (y aprovecharán) el tirón de esta película para lanzar al mercado sus inferiores imitaciones: ¡Shyamalan, hoy por hoy, es el auténtico rey de este género!