Me gustó, cómo no, el nuevo paso adelante que han dado en la fotografía de alta definición. A este director siempre le ha fascinado la noche, pero es que en esta película ¡el 80% de la acción transcurre en ella! Están llegando al límite; por momentos parecía la imagen que capta el ojo humano: las nubes iluminadas por la luz artificial de la ciudad, los rayos de la tormenta, los fortísimos contrastes en el mar...
El tiroteo es tan realista como cabía esperar.
Los actores cumplen. No es que hagan unos papelones, pero están muy decentes.
La película, por lo que sea, me entretuvo.

Ahora viene lo malo: en ningún momento me creo que Sonny y Rico sean humanos, son más bien una especie de héroes americanos que van sobradísimos –cuando en plena reunión con los traficantes Sonny saca la granada y le quita la anilla, me dieron ganas de pirarme; y además me sorprendió que no apareciera ni un poli corrupto–; en realidad la historia tiene muy poquita miga, y la relación entre Sonny e Isabela no tiene suficiente interés como para otorgarle tantísimos minutos; el director vuelve a abusar de la música pop comercial.

En realidad, salvo por el presupuesto y la fotografía, no se aleja demasiado de la adaptación que uno podía esperar: lujo, tiroteos, tensiones sexuales que se liberan en cuanto Sonny guiña un ojo...