Son unas cuantas ya de Sam Peckinpah las que he visto y sigue pareciéndome un director con un estilo diferente, no lo niego, pero que dista de ofrecer productos de un primer nivel. Yo creo que entre la megalomanía, la visceralidad y su tendencia a colocarlos la conclusión como punto de partida, acaban echando a perder en parte sus películas. En esta ocasión, "Quiero la cabeza de Alfredo García" de original e ilustrativo título, es un thriller de reducido presupuesto rodada en México que empieza bien, tiene una vaguada bastante floja y despierta en la recta final para "deleitarnos" con la orgía de violencia con las que suele rematar sus trabajos.

Dentro de su irregularidad hay secuencias que merecen la pena y otras en que se aproximan a lo chabacano, casi siempre censuradas con acierto en la original, recordamos que estamos aún en los últimos años del franquismo, por no mencionar giros que no entiendo (SPOILER). La trama tiene muchas posibilidades pero en vez de una cacería humana de nulo sentido moral, Peckinpah descarta el problema con una asombrosa facilidad y en cambio pierde el tiempo en un retrato humano que estereotipado y predeterminado, no tiene mordiente. Es decir, si parto de la podredumbre humana sin más explicación, lo que tendré será sólo la putrefacción.