Después de tantas series, películas, reportajes, documentales y demás, resulta difícil hacer algo diferente con esta historia. Sabemos lo que pasa y como parece que más de una historia que se plantea son verídicas pues siempre aparecen en todas las versiones, pues es más difícil sorprender. Aun así, lo que es la trama, aunque archisabida, no deja de ser interesante.

En esta versión de Julian Fellowes, el directo convierte al Titanic en el barco de "Vacaciones en el amor", el "Princesa del Pacífico" con todo el mundo encontrando el amor. Eso, aunque un tanto forzado, no deja de gustar, especialmente porque confiere un dramatismo especial a la hora del hundimiento. Y es precisamente aquí donde está el punto fuerte de "Titanic". Finalmente se trata de presentar a los personajes, sus historias y movidas para luego en la lotería del hundimiento ver quien se salva y quien muere. Personalmente estoy más o menos satisfecho con el resultado de esta película. Los que se tienen que salvar lo hacen, salvó algún caso muy concreto (SPOILER).

Puestos a decir, algunos de los personajes del barco, tienen un comportamiento que es para pegarles. Destaca el de la chica que tiene los cuatro hijos pues ha perdido la cabeza por completo. Se comporta casi tan tontamente como su hija mayor. Pero los que de verdad te irritan son los repelentes encargados del barco. El Titanic se está hundiendo y te regañan por querer abrir una puerta a patadas, por no guardar los turnos, por insistir en que bajen primero los de primera clase o dejar encerrados a los pobres. Ni que el barco fuera suyo. ¡Pero si os vais a hundir también! ¡Serán pelotas!