Una película que cuenta con la presencia de actores como Keanu Reeves, Rachel Weisz, Morgan Freeman, Fred Ward y Brian Cox, es difícil que sea mala. Para nuestra desgracia, ésta lo es. Lo raro es que dado el género no se le pide mucho. Por ejemplo, una historia creíble y escenas de acción. Pues ni a esas llega. Sobre lo primero, no sé que deciros, pero me parece un galimatías. Los malos no se ponen de acuerdo, actúan muy burdamente, sin tener las frecuencias, ni nada y luego después demuestran ser bastante incompetentes. Por otro lado, los protagonistas accidentales se pasan media película corriendo y siempre dando esquinazo a sus perseguidores. Incluso el modo de llegar Eddie (Keanu Reeves) a donde está Lily (Rachel Weisz) es de risa.

Poca y mala acción, una persecución que no convence a nadie y una trama algo caótica es lo que nos ofrece Andrew Davis. Por lo menos, podemos disfrutar de la atractiva pareja protagonista que volvería a repetir en "Constantine" (2005), esta vez con mejor fortuna. A Keanu Reeves lo veo un poco pasado de peso y sobre todo, con una pelambrera que no le favorece mucho. Supongo que como tiene que hacer de empollón tirando a pardillo pues lo caracterizan de ese modo. Claro que a mí me da igual teniendo delante a una Rachel Weisz guapísima, más bella que nunca a sus 26 años. Cierto que su personaje es completamente prescindible. Es más, ella parece ida y hasta tiene una cara de mema impresionante lo cual le hace ser encantadora y mucho más atractiva.