Parece mentira pero voy a defender "Fuga de Cerebros", la original. Desde luego, era mala, era ordinaria y era estúpida pero al menos nos dejó secuencias realmente divertidas como puede ser la del ciego comiendo pescado o el paralítico escurriéndose en la silla, casi todas basadas en el subtema de aparentar que no padecen ninguna discapacidad. Sin embargo la presente secuela, con el mismo elenco salvo el protagonista y las chicas, no te hace reír casi nunca, sólo un par de veces, gracias a la intervención de El Langui. Además, película torpe, con gracias reiterativas que no tienen gracia, sobreactuada (el nivel de los actores "extranjeros" llega a ser pésimo), hortera y con un guión que no tiene base.

Para compensar, Carlos Therón fichó a dos guapas del momento, Patricia Montero y Paula Prendes, que hacen de vértices en una especie de triángulo amoroso con Alfonso (Adrián Lastra). Vaya por delante que está más claro que el agua con quién va a quedar. Pero a lo que iba. Patricia es mona pero la veo como muy sosa. Paula no es excesivamente guapa pero es terriblemente sexy. Quizá por eso le colocan en unos papeles de poco más que carnaza, como pasa aquí pero encima viciosa (SPOILER), en el mal sentido de la palabra. Seguro que queda con el peor. Claro que, pobre Chuli (Alberto Amarilla). Pasa de estar con Blanca Suárez en la primera a... no voy a decir con quien pero el cambio es para suicidarse.