Aunque "Los chicos del maíz" es una película de serie B, el argumento de la novela de Stephen King en la que se basa es lo suficientemente bueno como para despertar el interés del espectador. Ciertamente la historia no es nueva pues se repite, por ejemplo, en "¿Quién puede matar a un niño?" de Narciso Ibáñez Serrador (y hasta se puede comparar con trabajos como "La casa de cera" en cuanto a la estructura) aunque para aviso del personal no es exactamente igual. Aunque la española es mejor película la obra que dirige Fritz Kiersch tienen elementos, que aunque no sabe explotar con toda su profundidad, si hacen en conjunto el planteamiento bastante más inquietante y hasta terrorífico.

Se comenta que al espectador actual apenas asusta una película así. Aunque admito que la cinta no da en sí miedo, ni siquiera el clásico repullo, "Los chicos del maíz" tiene una atmósfera más bien de suspense, no muy bien logrado, pero no obstante, de interés. Quizás lo mejor de todo está en la extrañeza y la potencia de la propia historia. Esa comunidad, ese culto sangriento, ese fanatismo religioso es todo un acierto. Y luego las normas (no se puede jugar, oír música o dibujar), como si fuera la utopía comunista de, por ejemplo, la Kampuchea de Pol Pot. Y lo mejor de todo, la extraña figura de los maizales, "El que camina detrás de la fila". Lástima que unos y otros no tengan el talento necesario como aprovechar las bazas que el relato ofrece, quedando a la postre como una obra que cumple, atractiva por momentos, pero en conjunto floja, especialmente en la parte final.