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3
Romance. Comedia Después de haber alcanzado en Europa un gran éxito profesional y mediático George Dryer (Gerard Butler), un apuesto ex-jugador de fútbol venido a menos, viaja a los Estados Unidos con la intención de reconciliarse con su ex-mujer (Jessica Biel) y con su hijo, que viven en Virginia. Al tener que empezar de cero, sin trabajo y con poco que hacer, George decide entrenar al equipo infantil en el que juega el chico, para disfrute de las madres del colegio. (FILMAFFINITY) [+]
6 de julio de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nefasta comedia romántica masculina y la dulzonería de Gabriele Muccino se dan la mano para un drama romántico, más que comedia, pues no tiene ni un solo gag, que aunque malo, transmite una filosofía progresista terrible. Y digo bien "progresista" y no sólo por la caricatura al que se supone que es el personaje representativo del conservadurismo republicano de los Estados Unidos, Carl (Dennis Quaid). Al final, lo que Muccino defiende es el amor a la pasta, convertir a las mujeres en bobas tragasables y el vil utilitarismo. Es decir, no hago X no porque esté mal sino porque no voy a logar Z/Y.

El caso es que Muccino dibuja una nueva jerarquía humana, que si hemos visto ya en otras ocasiones, el italiano la expone de forma integral. En la cúspide, el niño, semidios al que todos tienen que mimar y complacer. Luego que nadie se extrañe que salgan tiranos cuando su padre le enseña "Haz lo que te haga sentir bien", o que cuando le falla, le hace un regalo. A continuación, el hombre triunfador, que es el que tienen dinero y se acuesta con el máximo mujeres posibles. En tercer lugar, el hombre corriente, que si le hace la pelota al otro, también puede conseguir hembras, además de dólares.

Y llegamos a la parte baja, formada como no por las mujeres, primero por las "decentes", aquellas que obtienen cierto respeto masculino a cambio de tragar con todos los desmanes e infidelidades de su "hombre" (ella lo perdona aunque que crea que ha tenido un aventura, que al final, por cobardía de Muccino, no tiene. Es más, siempre lo ha querido). Por último, la hez de la sociedad, que son las chicas/señoras guapas, a las que ponen los cuernos o sirven como divertimento sexual (¿por qué tienen que ser estudiantes de enfermería?) o un peldaño para que el hombre superior avance en la vida.
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