Antes que nada puede que la película que dirige Guy Richie no sea tan mala como mi calificación da a entender por más que me costara seguir la historia, los diálogos y los personajes. Después de todo hay un misterio con inicial aire a lo "Fallen" que capta tu atención. Por otro lado, "Sherlock Holmes" está narrada con demasiado atropello, torpeza y frivolidad como para construir algo atractivo. El guión es malo y lleno de subtramas que no van a ningún lado. Por ejemplo, la de Irene Adler (Rachel McAdams) con su misterioso jefe. Por cierto, si no ponen a una protagonista tan lista o más que Sherlock Holmes y capaz de derribar a cualquier fornido varón en combate, se ve que revientan. Por si fuera poco toda la intriga es escamoteada con el socorrido truco, particularmente irritante, de esconderte información. Además las pertinentes explicaciones finales son tan rebuscadas, cogidas con pinzas y llenas de casualidades, que no me las creo. Y eso cuando hay, porque pese al intento de no dejar cabos sueltos, sigue habiendo cosas inexplicables. Repasad la trama y veréis unos cuantos huecos.

De todos modos, siendo mala la película, es peor el atentando que ha cometido Guy Ritchie contra uno de los personajes claves de la historia de la literatura universal. Directamente ha cogido al misántropo y gentleman detective inglés y lo ha convertido en un caótico personaje, no sólo dado al disfraz, experto en forzar cerraduras y artes de ladrón o consumado luchador barriobajero, sino que encima se pone en duda su higiene personal. Ya sé que para todo lo dicho hay una "base" y que incluso el culpable de este despropósito es más el artista de comic Lionel Wigram, pero entre unos y otros lo que han conseguido, a partir de detalles meramente anecdóticos, es transformar por completo al personaje y el espìritu de la obra. Ni siquiera, el buen hacer de Robert Downey Jr. (Sherlock Holmes) y Jude Law (John Watson) pueden dar vida a unos héroes completamente desdibujados y a una relación que no es más que la clásica de colegueo tipo "Hora Punta". De hecho, el que Jude Law no hiciera de Holmes, que lo hubiera clavado, sólo se puede explicar por el deseo de adulterar al verdadero Sherlock Holmes.