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Voto de Reaccionario:
5
Drama Un tiránico y manipulador productor de cine (Kirk Douglas), que ha caído en desgracia, pide ayuda a un director (Barry Sullivan), a una actriz (Lana Turner) y a un guionista (Dick Powell), a los que ayudó a triunfar, pero que tienen sobradas razones para detestarlo. Los tres le reprocharán su falta de escrúpulos para alcanzar el éxito sin reparar en las personas a las que traicionaba o engañaba. (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2012
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni siquiera recordaba que hacía muchos años había visto ya "Cautivos del Mal". Empecé a sospecharlo cuanto el director recurre al primer flashback. Aún así, sólo dos cosas se me quedaron en la memoria: el recurso que emplean para salir del paso con lo de los "hombres pantera" y, especialmente, el drama que rueda Georgia Lorrison (Lana Turner) sobre la Rusia Imperial y la Revolución Rusa. Esa si que es todo un peliculón.

Claro que "Cautivos del mal" no es que tampoco sea mala. Quizás lo que le pasa es que la historia queda demasiado fragmentada en las tres "víctimas" del productor Jonathan Shields (Kirk Douglas): el director Fred Amiel (Barry Sullivan), la actriz Georgia Lorrison (Lana Turner) y el guionista James Lee Bartlow (Dick Powell). A la postre son minirrelatos con Shields y el cine como hilo conductor, los tres siguiendo el mismo esquema: el productor los utiliza, les engaña, se aprovecha de ellos y al mismo tiempo les ayuda, les hace dar lo mejor que tienen. A mi entender, Vincente Minnelli nos presenta a su héroe con sus luces y sus sombras, sin decantarlo como un personaje positivo o negativo. Yo personalmente no lo encuentro malo aunque su falta de empatía y el hecho de ser un "tiburón" del cine acaba dañando a las personas que lo rodean.

Del mismo modo, el recurso del cine dentro del cine, no me parece de por sí atractivo pues no deja de ser un ejercicio de mirarse el ombligo. Por eso la historia, aunque bastante bien rodada, no es muy atrayente. Aunque bien mirado, el resultado final no deja de ser un homenaje al propio cine y sobre todo, una auténtica lección sobre cómo dirigir. No estoy muy seguro de si es cierto lo que dice Von Ellstein ("Para dirigir hay que ser humilde") pero lo que si es verdad es que aparecen varias lecciones de obligado aprendizaje para todos los directores, noveles o consagrados: Mejor sugerir que mostrar, cuando no pueden/quieren sacar a los "hombres pantera" (por Jonathan Shields y Fred Amiel); cómo se debe fumar en pantalla, tomándote tu tiempo, significando algo (por Jonathan Shields y Georgia Lorrison); o la de dirección sobre los momentos sublimes que hay que dosificar y preparar con bastante antelación (por Von Ellstein).
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