Andaba pensado que lo que le pasa a los protagonistas de "Amor en juego", la ambiciosa asesora comercial, pero sin pasarse, Lindsey Meeks (Drew Barrymore) y el enrollado profesor de instituto Ben Wrightman (Jimmy Fallon), bien podría suceder en Europa a un forofo del fútbol. Seguro que hay casos de estos aquí. El caso es que él tiene devoción por los Boston Red Sox, un equipo de béisbol, lo que será un impedimento para llevar adelante su relación con Lindsey. Luego resulta que me entero de que la película es un remake de la inglesa "Fuera de Juego" (1997), que a su vez nace de un libro autobiográfico del británico Nick Hornby escrito en 1992, en el que describe su pasión por el Arsenal, equipo de fútbol. Si es que lo veía venir.

Sí, amigos, a mi me también me ha sorprendido que los Farrelly, Peter Farrelly y Bobby Farrelly, se decantaran por una comedia romántica limpia a más no poder, salvo un par de referencia a los vómitos, una minucia en el cine contemporáneo y una rareza en la filmografía excesivamente chabacana de ambos, en realidad echada a perder desde la también aseada y en todo caso, enorme comedia "Dos tontos muy tontos (1994). Vamos, que se puede ver en familia. Lo malo de "Amor en juego" es que es típica y previsible, con un esquema visto 200.000 veces, una más o uno menos, pero lo bueno, además de que actúa Drew Barrymore, por la que siento simpatía, es que tiene cierta profundidad y dos o tres golpes de humor muy buenos.