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3
Romance. Drama Año 1998. Isabel, estudiante de periodismo, se ve obligada a realizar sus prácticas en el diario de un pequeño pueblo costero gallego para terminar la carrera. Al llegar, quiere empezar cuanto antes a investigar, a demostrar todo lo que ha aprendido para convertirse en una auténtica periodista. Pero el puesto que le asignan es el último que ella esperaba: la escritura y gestión de las esquelas que llegan a la redacción. Pero esto, que ... [+]
31 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre la resaca electoral y el final de la temporada de fútbol hay espacio para el cine, en este caso una película con la que Carlos Sedes pretendía dar el do de pecho del drama romántico español. Para eso se rodea de dos actores guapos, Blanca Suárez y Javier Rey, que por cierto aquí se conocieron para iniciar una relación sentimental que aún dura, así que me alegro por ellos, se preocupa de una buena fotografía con Jacobo Martínez y una inspirada banda sonora a cargo de Federico Jusid, y tira de manual para su presunta magna obra. Es decir, que mezcla Nicholas Sparks, en concreto "El diario de Noa" (2004), con el ambiente rural con viñedos y todo de "Un paseo por las nubes" (1995), más un toque a lo "Revenge" (1990). Sin embargo la propuesta es notoriamente insatisfactoria y de hecho ha resultado ser un enorme fracaso en taquilla, recaudando algo menos de la cuarta parte de lo invertido. Iba a comentar que es sólo un bonito envoltorio, una bella postal pero tampoco llega a eso. No nos engañemos, el ambiente de cortijo andaluz, de faenas agrícolas a pleno sol, de sudor, tierra y atraso no tiene nada del glamur que esperas en este tipo de relatos. Y encima si la ambientas de forma tan sosa en un desaborido 1958 pero que podía haber sido cualquier otra época ya que ella va a ir con pantalones, como si fuera el presente.

Dicho lo cual, lo señalado no son los peores errores de "El verano que vivimos". Ni siquiera lo es que sea tan terriblemente tópica, todo en ella es un cliché visto demasiadas veces en el cine, ni que se empeñe en un guión en dos líneas temporales que lo único que consigue es, por un lado, ser cursi y, por el otro, restarle minutos a la trama del pasado que es la única que nos interesa. No, lo más grave es que Carlos Sedes parte de una buena idea pero es incapaz de reflejarla. A ver, un amor romántico que se extiende incondicionalmente durante cuarenta años merece toda mi atención pero no veo en ningún momento que el comportamiento de los personajes se corresponda con estos sentimientos que me dicen que sienten. No hay naturalidad, ni sutileza, ni un desarrollo acorde, es todo un romance de postín que por su estructura es indistinguible a un calentón. La primacía que le confieren a la sexualidad presente, sin diálogos, y la negación de la vida futura hace que se destruya el concepto de amor romántico que tratan de venderme. Por no hablar del comportamiento tan estúpido, todo para forzar como en las peores telenovelas el drama barato. Hay un fragmento en el que se nos dice que "hizo de aquel verano su momento eterno", idea brillante, pero por desgracia nunca vemos en qué consiste la felicidad de ese tiempo.
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