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Voto de Sandro Fiorito:
7
Drama. Romance Tras el suicidio de su madre, una joven americana (Liv Tyler) se marcha de veraneo a Toscana y se aloja en casa de unos amigos algo excéntricos. Allí despertará al amor y a la pasión. Al mismo tiempo que entabla una especial amistad con un autor moribundo (Jeremy Irons) se plantea la posibilidad de averiguar la identidad de su verdadero padre, un secreto celosamente guardado por su madre. (FILMAFFINITY)
27 de junio de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las verdes praderas de la inmensa Toscana se convierten en las principales protagonistas de una apacible historia que habla de todo y nada a la vez. El viento que empuja la hierba que cubre los valles se encarga de guiar un argumento espontáneo, fresco y suave, pero también con un encanto tramposo que comparte situaciones tan bohemias como faltas de trascendencia. Bernardo Bertolucci (“El último emperador“, 1987) da todo un recital técnico: los detalles, la música, las miradas, la fotografía, el montaje… todo es espléndido. Su talento se hace latente sobre cada uno de los fotogramas de esta cinta que aunque inspira, armoniza y relaja, no dispone de un guión con cuerpo suficiente como para conquistarnos por completo con un relato inolvidable. Pero es tan agradable verla, sentirla y disfrutarla que es posible aparcar los errores (o prejuicios) para adentrarnos por un bello paseo a través de un gran ejercicio cinematográfico en el que acompañamos a una preciosa joven a lo largo de sus devenires mentales adolescentes.

Ella es Lucy Harmon (Liv Tyler), una joven norteamericana cuya madre, recordada por todos como una poeta y soñadora insaciable, se quitó la vida tiempo atrás. Por ello, se va a vivir a Toscana con unos viejos amigos mayores que ella, que viven en un impresionante caserón de aires palaciegos en mitad de un paisaje inmejorable. No es la primera vez que la guapa de Lucy ha estado en aquel lugar, pues ya lo visitó con su madre cuatro años antes, llegando a enamorarse de un chico de la zona con el que tiene esperanzas de reencontrarse para llevar al extremo su pasión por el mismo. El pasado de su madre, la identidad de su verdadero padre, su radiante sensualidad y su incomprendida virginidad son los temas clave de una trama cuyo enfoque también cae frente a la historia de un distinguido escritor enfermo llamado Alex (Jeremy Irons), con el que la chica entabla una buena amistad. El hecho de fumar porros de marihuana (Lucy se trae de casa todo un cargamento) se contempla con absoluta normalidad y aceptación, casi con necesidad.

Todo es como tomarse unas vacaciones y convertirse en una estatua que contempla lo que hace la gente, disfrutando del panorama, siguiendo las conversaciones de no mucha importancia que llevan a cabo los protagonistas y asistiendo finalmente a todo un recital de desnudos ‘piscineros’ y escenas de sexo (la falta de tabúes frente a esta cuestión es una proclama habitual del argumento) que, llegado el punto, hacen que nos preguntemos si todo lo que tiene la historia para ofrecernos es simplemente lo mencionado. Algunas sub-tramas, como la de la pareja encabezada por Noemi (Stefania Sandrelli) y Michele (Francesco Siciliano) son completamente inútiles y prescindibles.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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