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Voto de Ester Morell:
9
8,1
21.955
Drama
El profesor Borg, un eminente médico, debe ir a la ciudad de Lund para recibir un homenaje de su universidad. Sobrecogido, tras un sueño en el que contempla su propio cadáver, decide emprender el viaje en coche con su nuera, que acaba de abandonar su casa, tras una discusión con su marido, que se niega a tener hijos. Durante el viaje se detiene en la casa donde pasaba las vacaciones cuando era niño, un lugar donde crecen las fresas ... [+]
7 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La voz caduca y quebradiza de Victor Sjöström (Isak Borg en el film) nos introduce de lleno en la realidad más desgarradora y humana que puede asolarnos, el miedo a la muerte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Bergman nos lo muestra a través del subconsciente, del mundo onírico. Este primer sueño esconde muchas claves sobre la realidad del personaje. Se encuentra en una calle completamente vacía, intenta buscar algo a su alrededor, pero solo ve casas arruinadas. Todo el mundo ha huido. Isak cree ver a alguien en la acera, pero resulta ser una quimera que desconcierta tanto al protagonista como al espectador. Y de repente se oyen ruidos de cascos de caballos que transportan un ataúd que tras un pequeño accidente termina medio abierto en el suelo. La desconcertante escena llega a su cénit cuando el muerto coge la mano de Isak, el cual descubre que está ante su reflejo. En la puesta en escena las palabras no aparecen más que para quedar sin respuesta, lo que toma carácter son las imágenes sobre expuestas que nos envuelven en la pesadilla de este horror. El sueño impacta sobre Isak que decide ir a la Universidad de Lund en coche y no como tenía planeado. Al viaje, que poseé una doble lectura (por una parte es un viaje físico y por otro espiritual), se apunta la nuera del protagonista, Marianne, que en todo momento es sincera, incluso hasta herir, lo que ayudará mucho a Isak. En este momento podemos vislumbrar las semejanzas del padre con el hijo, pensando que no se nos presenta a uno sino a dos personajes, el retrato del hijo a través del padre. El subconsciente del personaje se impone al ser consciente, bramando ayuda, haciendo lo posible para que la soledad no les acoja a los dos por culpa de Isak. Durante el viaje recogen a tres autoestopistas, entre los cuales hay una adolescente llamada Sara (Bibi Andersson) cuyo nombre y carácter le recuerdan al amor de su vida. Se mezclan recuerdos de la vida de Isak, donde descubrimos las inseguridades de su adolescencia y los desengaños. Durante el viaje Isak pasa a ver a su madre. La madre es un reflejo de Isak, al igual que lo es Evald (Gunnar Björkstrand). La frialdad ha sido el legado que ha dejado la familia a sus descendientes, congelando sus corazones y haciendo huir a la gente que les importaba. Marianne se da cuenta de ello nada más observar a la abuela de su marido. Cabe destacar el segundo sueño que aparece en la película. Al relatar el sueño Isak comienza: “Me quedé dormido, pero en mi sueño me vi asaltado por una serie de fantasmas que me parecían tangibles y que me humillaban, Y no puedo negar que en aquellos sueños había algo poderoso que agobiaba mi conciencia de una manera insoportable”. Este segundo sueño es el más revelador, aquí se “suspende” a Isak por forzar a la gente a huir de él, maltratados por su insensibilidad, su egoísmo y su indiferencia. Finalmente llega a Estocolmo y en la Universidad de Lund le dan el Honoris Causa, que era el fin superficial de su viaje. Por la noche los autoestopistas se despiden del viejo al que le habían tomado cariño. Evald y Marianne aparecen después de que aquellos se fueran e Isak habla con su hijo, preocupado por la relación con Marianne. En este momento nos damos cuenta de que el subconsciente ha ganado la batalla, ayudado por Marianne y los autoestopistas, Isak vuelve a amar, de hecho su hijo le pregunta por su corazón y este responde: “¡Estupendo!”, no refiriéndose a su salud.
Estas realidades subjetivas (sueños y recuerdos) y objetivas (relación con los personajes del presente) se combinan tejiendo un relato donde se lucha contra la verdad que el protagonista rechaza (la incapacidad de amar por parte de Isak). El ancestral tema de la muerte y la soledad, coge un nuevo color de manos de I. Bergman, el director consigue transportarnos en una balsa por los sueños quebrados, las lamentaciones, la culpabilidad y el miedo de un hombre que finalmente se deshiela.
Estas realidades subjetivas (sueños y recuerdos) y objetivas (relación con los personajes del presente) se combinan tejiendo un relato donde se lucha contra la verdad que el protagonista rechaza (la incapacidad de amar por parte de Isak). El ancestral tema de la muerte y la soledad, coge un nuevo color de manos de I. Bergman, el director consigue transportarnos en una balsa por los sueños quebrados, las lamentaciones, la culpabilidad y el miedo de un hombre que finalmente se deshiela.