"Syriana" deslumbra ya desde el guión, escrito por su propio director y ganador de un Oscar por el libreto original de "Traffic", con una poderosa y arriesgada denuncia de la avaricia y la corrupción en las altas esferas que se relacionan internacionalmente con el petróleo. Se construye vertiginosamente siguiendo a varios personajes en torno a un tema muy concreto con un ritmo frenético y una estructura milimétrica. Lo peor de "Syriana" es, a la larga, una de sus cualidades más destacadas: su guión crea una confusión seria durante gran parte del metraje, aunque se beneficia de una duración superior a la media porque a medida que el film se acerca a su final las piezas del puzzle van encajando, haciendo que la experiencia merezca la pena y sea más completa de lo que sería con otro tipo de narrativa. Las actuaciones de George Clooney y el resto del reparto son de calidad, ajustadas a los requerimientos formales del filme y carentes de pretenciosidad hueca. Vale la pena.