No me gustó en absoluto esta película que pretende dar un vuelco moral dentro de la conciencia humana y su regimen de ley y de venganza. Pero lo hacen de una manera tanto sutil como monótona: a través de la religión. No me soprendería que esta película haya sido financiada por el vaticano. Es decir, no me gusta nadita que esté tan centrada en el catolicismo. Es obvio que no se pueden englobar todas las reglas morales en una sola religión (sobre todo en una que solo tiene 10 mandamientos).

Por otra parte yo no hubiera puesto a una mujer tan poco agraciada como protagonista, ¡y menos como monja comunista!, el papel de Penn está bien, pero no es impresionante. El tipo hizo lo que pudo. Finalmente, termino detestando las dos horas que nos hace perder cuando tan solo puede dar respuesta en una hora. El hecho es que un hecho inmoral (violar, matar, robar...) no se paga con otro hecho inmoral (violar, matar, robar...), porque entonces tendríamos una doble inmoralidad, y eso es venganza, y la venganza no forma parte del concepto justicia. La inmoralidad se debe pagar con una moralidad. Es decir, si un tipo te atropella tú no tienes derecho de atropellarlo, pero el tipo sí tiene obligación a reparar los daños que causó.

Esta muy sencillo ¿no? Y así, sin dios.
Y sin dos horas tediosas de película.