Cada nueva entrega de pixar es un deleite para mis sentidos. Películas al mejor estilo de Chaplin (como Up) cargadas de comedia, drama, emociones, y todo lo que pueda sentir un ser humano. Simplemente una exquisitez para los sentidos.

Toy Story 3 abarca un sinfín de emociones que nos identifica a todos por igual con un guion estupendamente elaborado y escenas memorables y extremadamente cargadas de emociones y sentimientos. Desde el inicio me queda claro el tema de esta nueva entrega, pero conforme pasan los minutos, es imposible deducir que ocurrirá, totalmente impredecible. Y justo cuando ya todo está acabando, creo que para muchos fue una enorme lucha para evitar desbordar aquellas lágrimas de recuerdos y emociones.

Toy Story nos muestra esa transición que todos experimentamos, aquella que va de la niñez a la madurez, quizás, la más dura etapa que podamos experimentar. Y lo más bello que pueda ofrecernos Toy Story es unirnos, encontrarnos con nuestro niño interior, ese que dejamos atrás pero aun sigue ahí con nosotros, escondido en lo más profundo de nuestro ser.

Se me vienen a la mente muchas palabras para resumir esta película, pero solo me quedaré con: enorme, esplendida, deslumbrante y apasionante. Aplausos para esta película, que desde ahora la podría llamar la película del año, pues no creo que pueda ver algo más que me haga sentir todo tipo de emociones y evocar gratos momentos de mi vida.