Danny Boyle es el típico director que jamás me pasa inadvertido. La peli puede ser mejor, peor, puede ser hasta una castaña, pero siempre tiene algo de sorpresa y digno de ver en sus planteamientos.

Yo no voy a decir lo que dice mi buen amigo Sersolo de que es uno de los grandes, pues creo que no lo es, ni mucho menos. Y no lo es por un tema de sensaciones. Boyle es como si hicieras el amor con una mujer, te lo pasas estupendamente durante el acto y jamás llegaras al clímax.

Está peli es buena, muy buena, pese a sus mediocres actores, la trama te engancha desde el principio, y llega un momento en que prácticamente estás alucinando por lo que ves.

Pero finalmente sale el Boyle malo, con un final precedible, tontuelo y acaramelado a más no poder, que contrasta con la dureza de gran parte del film.

La trama es bastante original ¿Cómo puede un chaval huérfano, criado en la calle, que sabe leer lo justo, llegar a la última pregunta de “¿Quiere usted ser Millonario?”. No digo nada, a verla porque merece la pena, pues es una película, pese a sus múltiples defectos, tremendamente entretenida y digna de pagar unos eurillos por su visión.

En cuanto a los Oscar, yo personalmente no le daría ninguno de los importantes, quizá a alguna de las cancioncillas, quizá la fotografía, el montaje, no sé. Pero me da, que conociendo a los del otro lado del charco, tan amantes de este tipo de historias, se puede inflar.

Para mí, siendo una buena película, está a años luz del Curioso caso de Benjamín Button, Frost contra Nixon y si me apuran hasta de la defenestrada Revolutionary Road.

En spoiler juego a guionista y sugiero lo que hubiese sido un final más lógico y más poderoso