Fin de semana para batir records de taquilla con el estreno de Los Juegos del Hambre: En Llamas (2013), la segunda de las tres novelas que ha escrito Suzanne Collins de esta saga literaria que genera expectación en los adolescentes -y los no tan adolescentes- con cada nueva noticia que llega de ella. Francis Lawrence (Soy Leyenda) sustituye como director a Gary Ross (Pleasentville). Se mantiene el mismo reparto de la primera parte, por lo menos aquellos que sobrevivieron: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Woody Harrelson, Liam Hemsworth, Donald Sutherland, Elizabeth Banks, Stanley Tucci, Lenny Kravitz y Toby Jones. Las novedades son actores que aún le dan más caché a un reparto que de por si es esplendido: Philip Seymour Hoffman, Jena Malone, Jeffrey Wright, Sam Claflin y Amanda Plummer.

La historia de En Llamas se sitúa un año más tarde de lo sucedido en Los Juegos del Hambre (2012). Los supervivientes Katniss (Lawrence) y Peeta (Hutcherson) salieron victoriosos de la experiencia del primer concurso -para recordar, un juego de supervivencia en el bosque del que solo uno debe salir vivo-, y tienen que salir de gira para obtener reconocimiento del público y mostrar el amor que salvó a ambos en la primera aventura. El jefe del capitolio, el presidente Snow (Sutherland), no ve con buenos ojos que ambos concursantes salieran vivos, menos aún que ambos se hayan convertido en la esperanza de una población sumisa a un régimen totalitario. Solución, organizar unos nuevos juegos del hambre para sacárselos de encima.

Lo que más me gustó de la primera entrega de Los Juegos del Hambre es que tratándose de una saga adolescente, nunca trata a ese demográfico como si fuese idiota, teniendo además un trasfondo y una trama bastante potente como para conseguir llamar la atención de otra clase de público. No es que no se haya visto antes distopías de sociedades controladoras (1984), o concursos de supervivencia (Battle Royale), pero es la primera vez que se ensambla bien temas tan serios en el cine teen de amoríos diversos -no faltan triángulos amorosos-. El punto débil, toda la parte que sucede con los juegos del hambre iniciados y dan lugar una lucha entre críos que parecen peleillas de patio de colegio, rodadas sin mucho brío.

Con esta En Llamas la sensación es contraria, la parte que forma parte de los prolegómenos del concurso no aporta mucha información respecto a la anterior, es más la puesta a punto de la revolución que ha de suceder en la siguiente Sinsajo (2014). Es mucho mejor En Llamas toda la parte que sucede con el concurso iniciado: una mejor experiencia, rivales más duros de batir, trampas en el campo de batalla, y un director con experiencia en este tipo de escenas que requieren algo más de movimiento y espectacularidad.

Los actores están muy bien, incluso los que no salieron muy favorecidos en la precedente -Hutcherson-, las localizaciones están muy trabajadas, y se ve mucho dinero invertido en cada apartado (maquillaje, peluquería, vestuario, efectos especiales...). Lo mejor sin embargo, es la sensación de ver un producto serio y bien cuidado. Sus defectos, mucha duración, y avanza poco narrativamente respecto a lo ya contado.