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Voto de afrancesado:
8
7,2
73.045
Terror. Fantástico. Drama
Cuando lo desea, el vampiro Lestat convierte a sus víctimas en vampiros, concediéndoles así el don de la inmortalidad. A finales del siglo XVIII, Lestat convierte en vampiro a Louis de Pointe, un hombre desolado por la pérdida de su esposa y de su pequeña hija. Doscientos años más tarde, a finales del siglo XX, en San Francisco, Louis decide contar su historia, la historia de amor, terror y éxtasis de un vampiro, a un joven reportero, Daniel Malloy. (FILMAFFINITY) [+]
13 de agosto de 2010
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
El vampiro es el “monstruo” que mejor ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, a la llamada sociedad post-industrial y del ocio; bastante más atrás han quedado frankenstein, el hombre lobo, la momia, etc. Cierto es que los zombies están de moda, pero son reflejos muy diferentes de la psicología humana.
El vampiro pasó de satisfacer nuestras ganas de pasar miedo a ser una criatura sensual y filosóficamente estimulante, respuesta de nuestros deseos y de un creciente individualismo, es una criatura que puede pasar por humana (importante, puede socializar), y con la que soñamos ponernos en su piel. A ello ayudó enormemente la humanización del mito del vampiro a través de novelas como “Entrevista con el vampiro” de Anne Rice, de los 70. En el cine "Jóvenes Ocultos" de los 80, enmarcada en el género teen, fue una punta de lanza de esta tendencia. El mito de Drácula se vería inevitablemente afectado por esta corriente en la adaptación de Coppola de 1992.
La misma autora, Anne Rice, se perdería por el laberinto de la extravagancia con sus secuelas de las “Crónicas vampíricas”, si bien “Lestat el vampiro” es un notable entretenimiento, en “La reina de los condenados” ya empieza a escapársele de las manos la gallina de los huevos de oro, queriendo sorprender y expandir el universo y las biografías de sus personajes con explicaciones extravagantes sobre todo lo que se le ocurría: cada vez más poderes sobrenaturales, el origen en el Egipto Antiguo de los vampiros, el diablo, etc. (parece que la próxima entrega lidiará con la figura de Jesús.) Este estilo tiene sus fans, pero no fue nada de eso lo que hizo de “Entrevista con el vampiro” el éxito que fue.
Si Drácula representaba a una aristocracia malvada, arcaica y anquilosada, los vampiros de Rice son una aristocracia completamente aburguesada y de raíces populares, cercana a un ideal de sensibilidad artística y emocional. Rebosan talento, creatividad, atractivo, belleza, pasión y sensualidad, acaban teniendo fuertes crisis y problemas personales y espirituales por un exceso de sensibilidad y emocionalidad, y una tendencia a amar y perder. Condicionados por un profundo sufrimiento endémico, se arraiga progresivamente el gran tema recurrente de las novelas, los peligros y amenazas de la inmortalidad y la genialidad. Soledad y locura.
Arte, sensibilidad, pasión, sufrimiento, incomprensión… Los vampiros acaban vagando por la eternidad buscando alguna compañía especial de la que alimentarse (física y espiritualmente) durante un tiempo y, mientras, se dedican a explotar sus grandes dotes artísticas. ¿Alguna duda de que la autora es mujer? ¿De ser un hombre el autor el universo no habría derivado hacia guerras y política entre facciones de vampiros? Para bien y para mal, se sigue notando mucho las diferencias de gustos entre hombres y mujeres a la hora de crear y consumir ficción; diferencias agudizadas cuanto más nos adentramos en territorios fantásticos, oníricos, idealizados.
El vampiro pasó de satisfacer nuestras ganas de pasar miedo a ser una criatura sensual y filosóficamente estimulante, respuesta de nuestros deseos y de un creciente individualismo, es una criatura que puede pasar por humana (importante, puede socializar), y con la que soñamos ponernos en su piel. A ello ayudó enormemente la humanización del mito del vampiro a través de novelas como “Entrevista con el vampiro” de Anne Rice, de los 70. En el cine "Jóvenes Ocultos" de los 80, enmarcada en el género teen, fue una punta de lanza de esta tendencia. El mito de Drácula se vería inevitablemente afectado por esta corriente en la adaptación de Coppola de 1992.
La misma autora, Anne Rice, se perdería por el laberinto de la extravagancia con sus secuelas de las “Crónicas vampíricas”, si bien “Lestat el vampiro” es un notable entretenimiento, en “La reina de los condenados” ya empieza a escapársele de las manos la gallina de los huevos de oro, queriendo sorprender y expandir el universo y las biografías de sus personajes con explicaciones extravagantes sobre todo lo que se le ocurría: cada vez más poderes sobrenaturales, el origen en el Egipto Antiguo de los vampiros, el diablo, etc. (parece que la próxima entrega lidiará con la figura de Jesús.) Este estilo tiene sus fans, pero no fue nada de eso lo que hizo de “Entrevista con el vampiro” el éxito que fue.
Si Drácula representaba a una aristocracia malvada, arcaica y anquilosada, los vampiros de Rice son una aristocracia completamente aburguesada y de raíces populares, cercana a un ideal de sensibilidad artística y emocional. Rebosan talento, creatividad, atractivo, belleza, pasión y sensualidad, acaban teniendo fuertes crisis y problemas personales y espirituales por un exceso de sensibilidad y emocionalidad, y una tendencia a amar y perder. Condicionados por un profundo sufrimiento endémico, se arraiga progresivamente el gran tema recurrente de las novelas, los peligros y amenazas de la inmortalidad y la genialidad. Soledad y locura.
Arte, sensibilidad, pasión, sufrimiento, incomprensión… Los vampiros acaban vagando por la eternidad buscando alguna compañía especial de la que alimentarse (física y espiritualmente) durante un tiempo y, mientras, se dedican a explotar sus grandes dotes artísticas. ¿Alguna duda de que la autora es mujer? ¿De ser un hombre el autor el universo no habría derivado hacia guerras y política entre facciones de vampiros? Para bien y para mal, se sigue notando mucho las diferencias de gustos entre hombres y mujeres a la hora de crear y consumir ficción; diferencias agudizadas cuanto más nos adentramos en territorios fantásticos, oníricos, idealizados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película es una de las mejores muestras del cine comercial de los noventa. Buena factura técnica y esmerada dirección artística, apuesta por el público femenino, una visión turística y glamourosa de la historia y el extranjero (los vampiros americanos se van de vacaciones a Paris, a disfrutar de una vida más bohemia, sus calles, el teatro, etc.), un gran sentido del entretenimiento, y ante todo una reivindicación del star system.
La reunión de actores es uno de esos casos que se dan casi una vez en la vida. Brad Pitt se catapultó de inmediato como el joven guapo de moda con esta película y 'Leyendas de pasión' del mismo año. Caso muy diferente era el de Tom Cruise, ya consolidado con papeles de guaperas y otros más serios y maduros (Nacido el 4 de Julio), si bien no era el momento cúspide de su carrera, consiguió cimentarla con el papel de Lestat, ganándose un notable reconocimiento y respeto. Antonio Banderas pondría la guinda al pastel como el tercero en discordia de entre los sex symbols, Christian Slater estaba casi en su mejor momento antes de que su carrera se hundiera entre arrestos, maltratos y alcoholismo detrás de las cámaras; y el tiempo de paso nos mostraría que Kirsten Dunst no sería la típica niña actriz que caería en el olvido haciéndose mayor.
Pero volviendo a la pareja protagonista, es verdaderamente único que una estrella consolidada, ex-guapo oficial de hollywood, y todavía razonablemente joven, aceptara un papel secundario y el de protagonista a su vez se lo dieran a un actor joven aspirante a estrella y al título de más guapo; y que además se pueda decir que el duelo interpretativo final acabe resultando equilibrado en la pantalla. Son dos personajes muy diferentes y eso permite que se complementen muy bien. Mientras que en su día las chicas más jóvenes se decantaban por la novedad también jovial de Pitt, ayudado por un personaje sensible y atormentado, Cruise se ganaba por detrás el reconocimiento y respeto de la crítica, e incluso de la autora de la novela, escéptica y reticente de que pudiera encarnar a Lestat. Uno de esos pocos casos que se podría decir "todos contentos".
Curiosamente Anne Rice en su segunda novela ya había "suavizado" bastante la imagen de Lestat, mostrándole, desde su propio punto de vista, mucho menos depravado y cruel, y acusando a Louis de manipulador. Con el juego de los puntos de vista, siempre queda esa ambigüedad sobre la amoralidad de Lestat, aunque lo más interesante sea hablar de distintas etapas del personaje.
La película de paso toca algunos temas sociales de su tiempo, como la creación e improvisación de nuevos modelos de familia o la exposición creciente de la niñez al mundo de las miserias y placeres adultos.
Como último detalle, mención especial a la magnífica banda sonora de Elliot Goldenthal, si bien a veces parece copiarse a sí mismo de una película a otra, es parte del mérito de uno de los últimos compositores que ha sabido crearse su estilo propio e inconfundible.
La reunión de actores es uno de esos casos que se dan casi una vez en la vida. Brad Pitt se catapultó de inmediato como el joven guapo de moda con esta película y 'Leyendas de pasión' del mismo año. Caso muy diferente era el de Tom Cruise, ya consolidado con papeles de guaperas y otros más serios y maduros (Nacido el 4 de Julio), si bien no era el momento cúspide de su carrera, consiguió cimentarla con el papel de Lestat, ganándose un notable reconocimiento y respeto. Antonio Banderas pondría la guinda al pastel como el tercero en discordia de entre los sex symbols, Christian Slater estaba casi en su mejor momento antes de que su carrera se hundiera entre arrestos, maltratos y alcoholismo detrás de las cámaras; y el tiempo de paso nos mostraría que Kirsten Dunst no sería la típica niña actriz que caería en el olvido haciéndose mayor.
Pero volviendo a la pareja protagonista, es verdaderamente único que una estrella consolidada, ex-guapo oficial de hollywood, y todavía razonablemente joven, aceptara un papel secundario y el de protagonista a su vez se lo dieran a un actor joven aspirante a estrella y al título de más guapo; y que además se pueda decir que el duelo interpretativo final acabe resultando equilibrado en la pantalla. Son dos personajes muy diferentes y eso permite que se complementen muy bien. Mientras que en su día las chicas más jóvenes se decantaban por la novedad también jovial de Pitt, ayudado por un personaje sensible y atormentado, Cruise se ganaba por detrás el reconocimiento y respeto de la crítica, e incluso de la autora de la novela, escéptica y reticente de que pudiera encarnar a Lestat. Uno de esos pocos casos que se podría decir "todos contentos".
Curiosamente Anne Rice en su segunda novela ya había "suavizado" bastante la imagen de Lestat, mostrándole, desde su propio punto de vista, mucho menos depravado y cruel, y acusando a Louis de manipulador. Con el juego de los puntos de vista, siempre queda esa ambigüedad sobre la amoralidad de Lestat, aunque lo más interesante sea hablar de distintas etapas del personaje.
La película de paso toca algunos temas sociales de su tiempo, como la creación e improvisación de nuevos modelos de familia o la exposición creciente de la niñez al mundo de las miserias y placeres adultos.
Como último detalle, mención especial a la magnífica banda sonora de Elliot Goldenthal, si bien a veces parece copiarse a sí mismo de una película a otra, es parte del mérito de uno de los últimos compositores que ha sabido crearse su estilo propio e inconfundible.