Buena película española de ciencia ficción cuyo mayor lastre es el de ser, en suma, predecible y nada original. Pese a ello me gustaron mucho la ambientación, que logra crear una atmósfera de un futuro, cotidiano-robótico bastante creíble y las interpretaciones tanto de Lluís Homar, enorme en su papel de servicial robot, como la de la niña protagonista, una encantadora Claudia Vega.

El filme expone el dilema moral que suele reflejar, o han reflejado, otras cintas de corte similar como El hombre bicentenario o Inteligencia Artificial, de la cuestión de plantearse lo que es verdaderamente humano y lo que no, y de los interrogantes que ocasionarían el proporcionarle libre albedrío a una máquina. Porque, ¿Si dotáramos a un robot de una inteligencia artificial emocional que de forma idéntica copiara a los seres humanos, tanto en actitudes cómo en miserias, que pasaría?

Pues eso es lo que narra esta película que, como dije, no es nada original y es bastante predecible, pero que al ser española, estar técnicamente bastante bien hecha y contar con dos buenas actuaciones que sobresalen del resto, merece la pena, sin duda, ver. Nota, 6,5.