Era reacio a ver esta película desde hace tiempo, no se si por la antigüedad de la misma o porque el argumento no me atraía demasiado. Sin embargo, ayer me decidí a verla. Lamento profundamente no haberla visto antes y por eso me pido perdón a mi mismo.

La duración de la cinta es de casi 2 horas, son 114 minutos en los que no puedes levantar la mirada de la pantalla, su historia, su dinamismo, su impecable guion y sus estratosféricas actuaciones, sobre todo la de Charles Laughton, hace de este largometraje una visión obligada para todo aquel amante del cine. Sir Wilfrid no sólo es un hábil abogado comprometido al máximo con su defendido; es también un actor soberbio que cuida hasta el mínimo detalle la puesta en escena, el tono de voz, los gestos y el ritmo del juicio. Es una película que se mantiene tan fresca como el primer día, se puede ver 60, 120 o 200 años después y seguirá cautivando a todo el mundo.

He disfrutado muchísimo viendo este drama judicial, con tintes cómicos (muy sutiles) y con una historia bien elaborada y con un final que no dejará indiferente a nadie. En definitiva, una película que se mantiene impasible al paso del tiempo y que hace más que justicia a la novela de Christie