Una sensación rara la que me ha dejado esta película, ya que a pesar de que tiene grandes cosas uno se va con la sensación de que algo le falta, o igual le sobra... Es curioso como adaptaciones como 'El Código Da Vinci' o 'El Perfume' no terminan de convencer al público cuando tienen todos los alicientes para ser películas de esas que uno recordaría toda la vida, y es que al menos para mí tienen una gran carencia, que es la falta de ingenio en el guión, unos guiones calcados del libro del que solamente han cortado un trozito de aquí y otro de allá.

De cualquier forma hay que reconocer que el trabajo del realizador de la aclamada 'Corre, Lola, Corre', Tom Tykwer, era arduo complicado, por no decir que su tarea era prácticamente imposible. Además el tipo ha conseguido crear una magnífica ambientación, mostrando un exquisito gusto en cada detalle, situando cada paisaje, cada fotografía y cada elemento en el momento y lugar adecuados. Pero claro, para que la historia hubiese sido perfecta habría hecho falta algo más, tendría que haber sentido sensaciones y aromas que en ningún momento llegué a sentir, y digo yo que si Patrick Süskind lo consiguió con su fantástica obra, ¿Por qué no lo habría de haber hecho la adaptación cinematográfica?.

En cuanto al reparto ni un solo pero, Dustin Hoffman, Alan Rickman, Rachel Hurd-Wood, pero sobre todo un Ben Whishaw espléndido en el papel de uno de los personajes más fascinantes de su época, Jean Baptiste Grenouille, un pobre loco psicópata con un extraordinario sentido del olfato por el que llegas a sentir auténtico odio, y porqué no decirlo, también auténtica pena.