Innecesaria y malísima secuela del "clásico ochentero" Los inmortales. El argumento es de lo más disparatado y resulta ridículo. Los motivos que se dan para que Christopher Lambert, que en la película interpreta a un anciano, vuelva a rejuvenecer son disparatados y no digamos ya cuando aparece Sean Connery.

La primera entrega no dejaba abierta la puerta a ninguna continuación era una historia cerrada. Sin embargo, el éxito de la película, sobre todo en vídeo, animó a los productores a rodar una segunda parte esperando que esta vez triunfase en taquilla. Para ello contaron con un presupuesto mayor y las mismas estrellas de la primera entrega incluyendo a la guapa Virginia Madsen y a Michael Ironside en el papel de malvado muy en la línea del personaje que acababa de interpretar en Desafío total, lo digo por los caretos que pone y todo eso. El problema es que el guionista era adicto al barniz y escribió una historia estúpida que no había por donde cogerla. Yo fui uno de los engañados que la vi en el cine.