Los héroes van al infierno titulada en España Comando, no confundir con la protagonizada por Schwarzenegger, es un rudo film bélico rodado en una época en la que estaba de moda el género. Sin embargo fue un fracaso porque su estilo era muy diferente al del resto. No se trataba de vanagloriar las hazañas bélicas de la Segunda Guerra Mundial o de entretener a la audiencia contando de forma entretenida tales hechos sino de mostrar que la guerra en sí tiene muy poco de glorioso, que a la guerra se va a morir y que sus héroes son a menudo gente arisca y con un carácter antipático fruto de los duros combates. En este sentido el personaje encarnado por Steve McQueen es el prototipo de antihéroe que no se lleva bien con nadie, desconfía de todo el mundo y es tan amargado que en el único sitio en el que se encuentra realmente a gusto es en primera linea de fuego. Tiene un carácter suicida. La peliaguda situación en la que se encuentran le hace comprender perfectamente que la única opción que tienen es un contraataque a la desesperada.

Se trata por tanto de una obra antibelicista que no encajó con el signo de los tiempos y a la que el público dio la espalda. No es que desprecie las películas de guerra entretenidas como Objetivo Birmania o Los cañones de Navarone, al contrario me encantan. Pero dan una visión del conflicto muy dulcificada que generalmente tiene poco que ver con la realidad. Comando está contada desde una perspectiva más adulta y resulta más agria. No es entretenida pero tampoco es aburrida, su director es un profesional de acreditada solvencia y sabe mantener el interés de la trama gracias a su sentido del ritmo cinematográfico y a su capacidad de síntesis. Buena.