La tercera entrega de la serie de Halloween no tiene nada que ver con las dos primeras. Ninguno de los personajes originales aparece en ésta. Tiene un argumento independiente y lo único en común con el resto de las cintas de la saga, son guiños a la primera entrega al mostrar imágenes televisivas de la película y algunos compases musicales de la banda sonora de Halloween. A parte de eso, la película también se ambienta en el Día de difuntos, pero todo lo demás es diferente.

La trama cuenta la historia de un médico, que acude con la hija de una víctima, muerta en extrañas circunstancias, a una misteriosa fábrica de caretas de Halloween. Una vez allí, descubren que los habitantes del pueblo donde se ubica la empresa se comportan de forma extraña. El patrono es un poderoso hombre de negocios dueño de todo el pueblo que él mismo fundó años atrás. Lo que descubrirán en el interior de la fábrica pondrá en peligro a todo el mundo si no consiguen detener los maléficos planes de su propietario.

Película discreta de argumento demencial que desconcertó a los fans de la saga y que los críticos recibieron con tibieza.

En un segundo visionado tengo que decir que no me ha parecido tan mala. Es fantasiosa y exagerada en sus pretensiones argumentales (spoiler) pero se puede ver.