Si señor, así es como se hacen las cosas. Les ha costado lo suyo (re) ajustarse y reinventarse como productora, pero con este filme lo han conseguido con creces: se han resarcido definitivamente de la titubeante y errática trayectoria de sus últimas películas (aun siendo incluso ayudadas por Pixar, ya que "Coches" o "Ratatouille" no llegaban ni por asomo a sus expectativas). Parece que Disney empieza a hacer nuevamente buen cine de animación, aunque esta vez la animación sea infográfica, pero todo esto da un poco igual, ya que lo realmente importante -repito por enésima vez y van...- es la historia, el guión: tras 700 años de abandono del planeta, la humanidad ha dejado a una serie de robots clasificadores y limpiadores de basura para adecuar nuevamente la Tierra y de todos ellos, el único que sigue con su trabajo es Wall-E (abreviatura de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) desarrollando además una particular personalidad con el paso de los siglos. La llegada de una gran nave espacial y de un precioso robot volador llamado E-VE terminará con la soledad de Wall-E, aunque el resultado de su encuentro será imprevisible... Stanton, que igual que la fastidió con "Bichos" y logró un pleno en "Buscando a Nemo", en esta ocasión triunfa y logra dar la mejor vuelta de tuerca a las últimas producciones Disney, logrando uno de los mejores y más inteligentes homenajes a todo el género de la ciencia ficción cinematográfica (desde "El último hombre vivo" a "2001, una odisea del espacio", "La fuga de Logan", "Planeta Prohibido" y por supuesto "Yo, Robot", así como de un centenar de títulos más). Con un comienzo algo renqueante y quizás demasiado espeso, damos paso a una reflexión entrañable y bastante profunda sobre el destino de la humanidad. Todas las reticencias que tenía al entrar en la sala -viendo además que el robot protagonista era prácticamente un calco del famoso robot nº 5 de la película "Cortocircuito", e incluso el cartel era casi idéntico...- se fueron esfumando a medida que la película me regalaba una de las más gratificantes y divertidas sesiones de cine que he visto en los últimos tiempos. Por supuesto, no vamos a pararnos a hablar de las excelencias técnicas de Pixar, que demuestra (más que nunca) su total dominio sobre la infografía, generando un universo (nunca mejor dicho) espectacularmente creíble, así como toda la galería de personajes. Pero la humanización de todos los seres mecánicos no solo es creíble, sino que además llega a resultar tan emotiva y sentimental como si habláramos de personas "reales". Un acierto en toda regla para Disney, que con este título recupera de un plumazo el buen hacer de otros tiempos, soberbia banda sonora de Newman incluida.